El Papa León XIV ha elegido como lema para la XXXIV Jornada Mundial del Enfermo —que se celebrará el 11 de febrero de 2026— el tema “La compasión del samaritano: amar llevando el dolor del otro”. La propuesta fue presentada oficialmente por el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral el 26 de septiembre de 2025.
Inspirándose en la parábola bíblica del Buen Samaritano, se resalta aquello que va más allá de la solidaridad verbal o emocional: la compasión auténtica se demuestra con gestos concretos. En particular se enfatiza la necesidad de acercarse a los enfermos que viven en situaciones especialmente vulnerables, marcadas por la pobreza, el aislamiento social o la propia fragilidad física.
El comunicado indica que Cristo mismo, como buen samaritano, se hace cercano a la humanidad sufriente, brindando consuelo y esperanza mediante los sacramentos, descritos metafóricamente como “el óleo de la consolación y el vino de la esperanza”.
El mensaje central llama a redescubrir la compasión como un camino de fraternidad, un compromiso activo mediante obras concretas de amor y misericordia. Aquellos que están afectados por enfermedad y dolor —ya sea física o emocionalmente— son el foco de este llamado a la acción.
La Jornada Mundial del Enfermo, instituida en 1992 por San Juan Pablo II, tiene como objetivo ser un momento privilegiado de oración, reflexión y cercanía. No sólo para la comunidad eclesial, sino también para toda la sociedad, que está llamada a reconocer la presencia de Cristo en quienes sufren, en los enfermos, en los más vulnerables.
Tema para la XXXIV Jornada Mundial del Enfermo 2026
«La compasión del samaritano: amar llevando el dolor del otro»
“La compasión del samaritano: amar cargando con el dolor del otro” es el tema elegido por el Santo Padre para la próxima Jornada Mundial del Enfermo.
El tema, poniendo en el centro la figura evangélica del samaritano que manifiesta el amor cuidando al hombre que sufre tras haber caído en manos de los ladrones, quiere subrayar este aspecto del amor al prójimo: el amor necesita gestos concretos de cercanía, con los cuales se asume el sufrimiento ajeno, especialmente el de quienes viven en una situación de enfermedad, muchas veces en un contexto de fragilidad a causa de la pobreza, el aislamiento y la soledad.
También hoy Jesucristo, el “buen samaritano”, se acerca a la humanidad herida para derramar, a través de los sacramentos de la Iglesia, “el óleo de la consolación y el vino de la esperanza” (Prefacio “Jesús buen samaritano”), inspirando así acciones y gestos de ayuda y de cercanía para quienes viven en condiciones de fragilidad a causa de la enfermedad.
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