domingo, 10 de noviembre de 2024

AMAR EVANGELIZANDO, EVANGELIZAR SANANDO. PASTORAL DEL DUELO

 


El sufrimiento intenso, ocasionado por muchas posibles causas, externas o internas, y sobre todo por la muerte del ser querido (especialmente de hijos, niños o jóvenes, por homicidio, suicidio u otras violencias, y en circunstancias como las vividas en la pandemia del Covid 19), es una vivencia altamente transversal en cada persona, pues repercute en todas y cada una de sus dimensiones (corporal, emocional, mental, social, valórica y espiritual): el cuerpo se resiente, el corazón se desgarra, el apego se aferra, la mente se ofusca, la soledad acampa, los vínculos se reducen, el valor para afrontar la vida se achica, parece emerger la insensibilidad altruista y la fe puede entrar en invierno.

 Sí, la persona toda puede quedar afectada por la pena, esa invasión, conmoción, amenaza, desorientación que nos pone en reacción. Aparecen como espectros el insomnio, el miedo, las broncas, las culpas, las ansiedades, las angustias y mil dudas y preguntas. También el tiempo se desquicia, el motor de la voluntad se apaga, los proyectos se desvanecen, el alma queda desolada. La vida pierde color y sabor.

Ha muerto el ser querido, uno solo, y el universo parece un desierto. 

El sufrimiento es una flecha rápida para entrar y lenta para salir y cicatrizar. Tiene intensidad, ¡y cómo araña por dentro!, se prolonga en el tiempo, echa raíces, pasa factura en todas las dimensiones personales. Mete el dedo en la llaga de las zonas más oscuras de la existencia humana. Afecta a todos sin excepción, por el fallecimiento de los seres queridos y por el de la propia muerte; en todas las edades de la vida, incluyendo a niños, jóvenes, adultos y viejos; a nivel familiar, donde tiene especial incidencia por los vínculos afectivos; a nivel social y red de tejidos relacionales. 

Todo sufrimiento tiene que ser “duelado” hasta cicatrizar. Si sufrimiento es lo que una herida, provocada por cualquier causa “trabaja” con un doliente, ¡y bien que machaca por dentro y por fuera!, elaboración de duelo es lo que el “dueliente” trabaja consigo mismo cuando sufre. Por tanto, toda aflicción necesita su tratamiento de duelo, un arduo proceso, utilizando todos los recursos internos, comunitarios y de la gracia para aceptar, resistir, resilienciar, sanar y sacar provecho de la herida misma, como auténticos sanadores heridos.

 PASTORAL DEL DUELO: DESAFÍO HUMANO Y EVANGELIZADOR

 La Iglesia, madre y maestra, sacramento de salud-salvación, posada de hospitalidad y consuelo en el Espíritu, debe ver en los dolientes, heridos por la muerte de seres queridos, destinatarios privilegiados de su especial solicitud, especialmente en padecimientos que desgarran el corazón, desconciertan la mente y llevan a muchos a verdaderas crisis de “periferia existencial”. 

La persona herida necesita ternura, escucha, presencia, compañía, donación de tiempo, calor, luz, empatía, orientación, amor, fe, esperanza, a Dios, en un acompañamiento cualificado y metódico, tarea de la pastoral del duelo, ejercida por buenos samaritanos, eficazmente compasivos y expertos en el arte de ayudar en tiempos de hondo pesar. 

La pastoral del duelo es todo un desafío evangelizador, urgencia y riqueza para la Iglesia; expresión de la compasión y esperanza con rostro del Resucitado; apostolado de misericordia y consolación incardinado en el corazón mismo de las bienaventuranzas del Reino proclamado por Jesús. Es una gran ocasión, un ministerio que no puede defraudar a los fieles, pues su ausencia los dejaría abandonados en el desierto de mayor abatimiento de su vida. Es una óptima catequesis y evangelización del misterio pleno de Cristo; educadora de la existencia humana, de la muerte y de la vida eterna, en unos momentos desafiantes por la tabuización de la muerte, la desritualización, la secularización y la pérdida de la práctica religiosa y visión transcendente. 

La pastoral de duelo es un caminoéxodo, un proceso de “respuestas largas”, que necesita superar resistencias internas, y contar con mucha paciencia, competencia profesional, pedagogía y habilidades relacionales; y con mucho y sano conocimiento teológico y bíblico. 

Es ésta una pastoral que tiene un campo expedito propio, natural y esperado a nivel parroquial y diocesano. Y todavía más: es reclamada por los fieles y está llena de potencialidades ad intra y ad extra del mundo eclesial, sin olvidar su presencia en los nuevos púlpitos, como es el “mundo digital”. 

El Papa Francisco nos exhorta: «La Iglesia está llamada a curar aún más estas heridas, a aliviarlas con el óleo de la consolación, a vendarlas con la misericordia y a curarlas con la solidaridad y la debida atención» (Misericordiae vultus 15).

 PASTORAL DEL DUELO: UN PROYECTO ORGÁNICO DE IGLESIA 

La pastoral del duelo expresa el amor del Padre y transmite la consolación del Espíritu Santo. Jesús, con su praxis, docencia y vivencia personal, elaborando su propia muerte, es el artesano de la pastoral del duelo, su exemplum y sacramentum.

 El Señor visitó a una familia en su casa, donde había muerto la hija de doce años; a una viuda con su único hijo joven muerto, camino al cementerio; a dos amigas, con su hermano recién enterrado; y coadyuvó a un proceso de duelo con dos discípulos muy heridos, camino a Emaús.

 La presencia y acción, el anuncio y testimonio de la pastoral del duelo se iluminan con la pasión, trabajo de duelo, muerte y resurrección del Señor Jesús, barco, faro y puerto de esta pastoral. 

Cuidar, sanar, sanear y salvar al doliente/sufriente es misión de toda la Iglesia, sacramento de salud-salvación: comunidad, comunicación y comunión. La experiencia del sufrimiento/duelo es transversal a la vida de todos y cada uno de los fieles, a toda la Iglesia y a todas sus pastorales: de la salud, catequética, exequias, litúrgica, homilética...

Esta pastoral se ejerce antes, durante y después de la muerte, teniendo carácter informativo y formativo; preventivo, asistencial y rehabilitador; catequético y evangelizador.

 Con carta de ciudadanía parroquial y diocesana, se realiza esta pastoral organizadamente, en equipo, a través de competentes y empáticos agentes pastorales. Ha de estar en la currícula de los estudios sacerdotales y en la de los agentes pastorales. 

Es un ministerio “de salida”, “hospital de campaña”, insertado en la koinonía, diaconía, kerigma y liturgia de la Iglesia, enriquecido por la guía y testimonio de tantos modelos de elaboración positiva de duelo. Educa en el sentido de la vida, del sufrimiento, de la felicidad, de la esperanza, de la muerte y de la vida eterna.

 Camino de la pastoral del duelo: del sufrimiento a la aceptación, a la sanación, al crecimiento, a la madurez, a vivir como resucitados, a la santidad.

 CON PRESENCIAS PASTORALES ANTIGUAS Y NUEVA

Ya sabemos que la pastoral del duelo para acompañar a cicatrizar una herida desde todas y cada una de las dimensiones de la persona, con los auxilios humanos y divinos, se realiza antes de la muerte, (con un trabajo de duelo psicoeducado en las realidades de la vida, amor y muerte, hecho con tiempo, y con un trabajo de duelo anticipado, cuando ya se prevé la muerte inminente), durante la agonía y fallecimiento, y después de la muerte, en el velatorio y exequias; y posteriormente, cuando el aguijón de la pena se hace sentir con fuerza. 

Junto a los recursos tradicionales de celebración y acompañamiento pastoral, hoy se ve necesario nuevas presencias y acciones. Entre ellas, potenciar el valor consolador, sanante y evangelizador del aporte comunitario de nuestra fe, esperanza y caridad.

 Conversatorios y conferencias en Medios de Comunicación disponibles, y celebraciones comunitarias más frecuentes, para todas las edades, bien preparadas, con un lenguaje y mensaje oportunos, son un buen recurso pastoral

. El ministerio de escucha parroquial en duelo, tanto individualizado como comunitario, llevado a cabo por sacerdotes, diáconos y agentes pastorales compasivos y capacitados, y los Grupos Parroquiales de Mutua Ayuda en Duelo, para sufrimientos de gran intensidad y prolongación, son iniciativas hoy en día imprescindibles. 

El Grupo Parroquial de Mutua Ayuda en Duelo “RESURRECCIÓN” ya viene funcionando en parroquias de varios países desde 1993, dando resultados óptimos. Cuenta con una Guía de Coordinadores, rica experiencia por su trayectoria, abundante bibliografía y capacitación permanente de los coordinadores con un perfil humano, técnico, espiritual y pastoral definido, que han pasado por la experiencia  del sufrimiento y lo han elaborado, capacitados en las artes de liderazgo de grupos y de relación de ayuda multidimensional.

 Padre Mateo Bautista. Religioso Camilo


domingo, 20 de octubre de 2024

LA ACOGIDA DE PERSONAS CON DISCAPACIDAD

 

GUIA PARA LAS PARROQUIAS

Y ENTIDADES DE IGLESIA

 28 - 29 abril 2025

Jubileo de las Personas con discapacidad

Cada uno de nosotros somos amados por Dios tal como somos, y ésta es nuestra dignidad. Podemos incluso  decir  que  Dios  tiene  predilección  por  los débiles  y  pequeños,  por  aquéllos  a  los  que  Jesús mostró un especial cariño en sus años de vida pública. Ellos están más cerca de su Corazón.

Toda la Iglesia y “la catequesis, en particular, está llamada  a  descubrir  y  experimentar  formas  coherentes para que cada persona con sus dones, sus limitaciones  y  sus  discapacidades,  incluso  graves, pueda encontrar a Jesús en su camino y abandonarse a Él con Fe. Ningún límite físico o psíquico puede ser un  impedimento  para  ese  encuentro,  porque  el rostro de Cristo brilla en lo íntimo de cada persona.”

  (Discurso del Papa Francisco, 21-X-2017)


Para conseguir la inclusión de las capacidades diversas conviene valorar las atenciones pastorales específicas para las diversas discapacidades.

Intuitivamente,  las  disposiciones  para  integrar  en nuestras comunidades a una persona sorda no son las mismas  que  para  una  persona  con  dificultades visuales o con discapacidad intelectual o física.

Es  preciso  conocer  estas  necesidades  diferentes  disponer los medios para que puedan sentirse parte importante de nuestra familia eclesial, colaborando en sus actividades, integrándose en la catequesis y en la formación,  y  participando  de  las  celebraciones litúrgicas, de los sacramentos...

Las  diversas  discapacidades  se  pueden  agrupar  en cinco grandes ámbitos:

- La psíquica o intelectual, que supone alguna dificultad en la comprensión y expresión...

La física o de movilidad, con necesidad de silla de ruedas o con dificultades para desplazarse...

La visual o ceguera

La auditiva o sordera

- La auditiva y visual o sordo-ceguera

  www.pastoraldelsord.org/es/

¿QUÉ PODEMOS OFRECER?

Para todas las personas con discapacidad:

Ø Acoger fraternalmente y ofrecer información de entidades de Iglesia especializadas en las distintas necesidades específicas.

Ø Integrarlos en alguna realidad o grupo y que ellos promuevan su atención específica.

Ø Incorporar voluntarios/monitores preparados para atender a niños y jóvenes con discapacidad.

Ø Coordinarse con otras parroquias y/o entidades

de Iglesia para conseguir materiales y personas

que den formación, catequesis...

Discapacidad psíquica o intelectual:

Ø Atender a ellos y a sus familias, integrándolos

con normalidad en las actividades, procurando que sean aceptados con sus peculiaridades.

Ø Ofrecer espacios adecuados para ellos. 

Discapacidad física o de movilidad:

Ø Facilitar el acceso y la movilidad al templo y locales, mediante rampas, barandillas, ascensores, pasillos anchos...

Ø Ofrecer espacios libres más anchos en las primeras filas de templos y otros espacios. 

Discapacidad visual o ceguera:

Ø Acompañarles en sus desplazamientos y ubicarles en los espacios del entorno...

Ø Procurar medios técnicos útiles para ellos: disponer de material escrito en letras grandes,

proyectado en pantalla y/o en Braille, material acústico... Pueden ser lectores con texto Braille.

Discapacidad auditiva o sordera*:

Ø Reservar los primeros bancos para que puedan

ver de cerca y bien al que habla, para facilitar la

 lectura labial, o poder ver bien al intérprete de

Lengua de Signos.

Ø Buscar voluntarios y catequistas que conozcan o

quieran aprender la Lengua de Signos.

Discapacidad auditiva y visual o sordo-ceguera*:

Además de lo propuesto para la sordera y la ceguera, conviene ofrecer los medios de comunicación más adecuados a sus restos auditivos o visuales, con la posible comunicación a través de medios táctiles..

 


PROGRAMACIÓN DE PASTORAL DE LA SALUD 2024/25

 PASTORAL DE LA SALUD 

El Secretariado Diocesano de Pastoral de la Salud tiene como misión fundamental manifestar el amor y la presencia de Cristo y de la Iglesia junto a los que sufren la enfermedad, sus familiares y las personas que los cuidan y atienden. Para ello su tarea pastoral abarca varios campos: parroquias, servicios de asistencia religiosa en centros hospitalarios y residenciales, profesionales cristianos y religiosos/as socio-sanitarios.

 

Sus objetivos son:

 

-       Ser instrumento para impulsar, animar y coordinar la Pastoral de la Salud en la Diócesis.

-       Anunciar la alegría del Evangelio a los enfermos y ancianos. (Evangelii Gaudium).

-       Velar porque los enfermos cristianos y sus familiares dispongan de los servicios eclesiales que pudieran necesitar. La alegría del amor que se vive en la familia es también el jubileo de la Iglesia. (Amoris Laetitia).

-       Potenciar la dimensión sanadora de la fe cristiana en la vida de fe personal y comunitaria.

-       Coordinar a las personas y entidades que, en nombre de la Iglesia están presentes en el mundo sanitario: voluntarios, capellanes, profesionales sanitarios cristianos, asociaciones, etc.

-       Proporcionar la formación que soliciten a todas estas personas y entidades para realizar una acción pastoral de calidad.

-       Promover dentro de todos los campos de la Pastoral de la Diócesis (Infancia y Juventud, Catequesis, Liturgia, Pastoral de la Tercera Edad, Pastoral Penitenciaria, etc.) la sensibilidad y el compromiso para que el enfermo y la realidad de la salud tengan un reflejo en sus tareas pastorales.

-       Proponer a la diócesis las acciones e ideas para que el anuncio del Evangelio en el mundo socio-sanitario sea más adecuado y eficaz. (Encuentro Inter-diocesano: Aragón / La Rioja).

-       Colaborar en la consecución de unas buenas relaciones institucionales entre la diócesis y los organismos públicos y privados responsables de los servicios sociales y sanitarios.

-       Impulsar la Pastoral de la Salud en las comunidades parroquiales y en las unidades pastorales.

Desde el Secretariado se procura:-

-       Trabajar la cercanía haciendo un seguimiento continuado de los grupos.

 

-       Canalizar las propuestas que de ellos surgen.

 

-       Animar a los grupos desde la formación de sus agentes.

 

-       Realizar conjuntamente el programa diocesano de Pastoral de la Salud

 

-       Evaluar, al final del curso, el programa diocesano de Pastoral de la Salud.

 

El Secretariado de Pastoral de la Salud de la Diócesis está integrado en la Delegación de Acción Caritativo Social.  Cuenta para la planificación y desarrollo de las actividades propias con el Equipo de Pastoral de la Salud, compuesto en la actualidad por personas correspondientes a los diversos ámbitos de actuación.


CAMPAÑA DEL ENFERMO 2025

“EN ESPERANZA FUIMOS SALVADOS” 

Rom 8,24

 

HACIA EL JUBILEO 2025

Como dice el Papa Francisco, debemos mantener encendida la llama de la esperanza que nos ha sido dada, y hacer todo lo posible para que cada uno recupere la fuerza y la certeza de mirar al futuro con mente abierta, corazón confiado y amplitud de miras. El próximo Jubileo puede ayudar mucho a restablecer un clima de esperanza y confianza, como signo de un nuevo renacimiento que todos percibimos como urgente. Por esa razón elegí el lema Peregrinos de la Esperanza. Todo esto será posible si somos capaces de recuperar el sentido de la fraternidad universal, si no cerramos los ojos ante la tragedia de la pobreza galopante que impide a millones de hombres, mujeres, jóvenes y niños vivir de manera humanamente digna. Pienso especialmente en los numerosos refugiados que se ven obligados a abandonar sus tierras. Ojalá que las voces de los pobres sean escuchadas en este tiempo de preparación al Jubileo que, según el mandato bíblico, devuelve a cada uno el acceso a los frutos de la tierra: «podrán comer todo lo que la tierra produzca durante su descanso, tú, tu esclavo, tu esclava y tu jornalero, así como el huésped que resida contigo; y también el ganado y los animales que estén en la tierra, podrán comer todos sus productos» (Lv 25,6-7). 

 

PLAN PROYECTO DE PASTORAL DEL JUBILEO 2025 “PEREGRINOS DE ESPERANZA”  EN EL ÁMBITO PARROQUIAL

 

OBJETIVOS:

 

1.    Celebrar el Jubileo 2025 “Testigos de la esperanza”:

·         Promover la celebración del Jubileo en sus tres dimensiones:

                                         i.    Espiritual: Jornada Mundial y Pascua del Enfermo.

                                        ii.    Celebrativa y de reconciliación: vigilia y oración frente al Santísimo en la Capilla del Hospital San Pedro de Logroño.

                                      iii.    Solidaria: realizaremos un gesto solidario destinado a la “Trata de personas”.

 

2.    Atender el bienestar espiritual, físico y mental en todas las etapas de la vida, desde la niñez y la adolescencia, hasta la adultez y la vejez.

 

3.       3. Potenciar estructuras diocesanas y medios pastorales de sinodalidad.

 

·         Hacer y publicar una memoria de los grupos de Pastoral de la Salud, miembros incluidos, de nuestra Diócesis.

·         Promocionar la Pastoral de la Salud en las parroquias de nuestra Diócesis.

 

4.    Potenciar la formación de Pastoral de la Salud en tema de salud mental.

·         Los temas de la Campaña 2025 serán facilitados por la Delegación Nacional de Pastoral de la Salud.

·         Formación 2024-25: Posgrados, jornadas,  presencial, a distancia y on-line, del Centro de Humanización de la Salud – Religiosos Camilos. (www.humanizar.es)

 

5.    Configurar un proceso renovado de catequesis de iniciación cristiana:

·         Los agentes de Pastoral de la Salud ayudan a darle un giro saludable al estado de ánimo de los enfermos y a las familias.

·         Ser verdaderos peregrinos de esperanza en aquellos lugares, y personas, que se sientan solas y abatidas.

 

6.    Celebrar y difundir todo lo que se está haciendo por las personas que sufren cualquier tipo de dolencia (física, psíquica o social), así como sus valores propios y el testimonio de sus vidas.

·         Creación del grupo “Resurrección”, de autoayuda en el proceso de duelo por la pérdida de un ser querido.

 

7.    Portal de transparencia:

·         Comunicar los aspectos jurídicos y pastorales de los Convenios de colaboración entre la Iglesia y las Administraciones Locales, en lo referente a la labor de los Capellanes en hospitales públicos.


CALENDARIO DE PASTORAL DE LA SALUD 2023/2024

  OCTUBRE 2024: 

7, 14, 21 y 28 de Octubre: Reuniones del Grupo “Resurrección”.

NOVIEMBRE 2024:

4, 11, 18 y 25 de Noviembre: Reuniones del Grupo “Resurrección”.

20 de Noviembre: Charla, a cargo del grupo de Pastoral de la Salud de la Parroquia de Nuestra Señora del Carmen, “La Soledad Sufrida”.

23 de Noviembre: IX Encuentro Inter-diocesano de Pastoral de la Salud Aragón – La Rioja.

DICIEMBRE 2024: 

2, 9 y 16 de Diciembre: Reuniones del Grupo “Resurrección”.

14 de Diciembre: Reunión del SIPS Aragón – La Rioja, en Zaragoza.

21 de Diciembre: Convivencia de Navidad de la Hospitalidad de Lourdes de La Rioja en Maristas.

ENERO 2025:

13, 20 y 27 de Enero: Reuniones del Grupo “Resurrección”.

Fecha a determinar: Encuentro para capellanes y/o sacerdotes en Zaragoza.

FEBRERO 2025: 

3, 10, 17 y 24 de Febrero: Reuniones del Grupo “Resurrección”.

Jornadas de Pastoral de la Salud:

-       6 de febrero: Presentación de la Campaña del Enfermo 2025.

-       11 de febrero: Jornada Mundial del Enfermo (Procesión Mariana de Antorchas y Eucaristía).

-       20 de febrero: La esperanza en el duelo”.

-       27 de febrero: Charla informativa sobre la “Fundación Pioneros”. 

MARZO 2025:

3, 10, 17, 24 y 31 de Marzo: Reuniones del Grupo “Resurrección”

8 y 9 de Marzo: Jubileo del Voluntariado, en Roma.

14 de Marzo: Reunión del SIPS Aragón – La Rioja, en Zaragoza.

22 de Marzo: Jornada por la Vida.

29 de Marzo: Vigilia-oración con exposición del Santísimo, para profesionales sanitarios y enfermos, en la Capilla del Hospital San Pedro.

ABRIL 2025:

5 y 6 de Abril: Jubileo de los Enfermos y del Mundo de la Sanidad, en Roma.

7, 14, 21 y 28: Reuniones del Grupo “Resurrección”.

MAYO 2025:

5, 12, 19 y 26 de Mayo: Reuniones del Grupo “Resurrección”.

25 de Mayo: Pascua del Enfermo.

Semana del 26 al 31 de mayo: Visita Pastoral del obispo. 

JUNIO 2025:

2, 16, 23 y 30 de Junio: Reuniones del Grupo “Resurrección”.

9 de Junio: Reunión del SIPS Aragón – La Rioja, en Zaragoza.

18 de Junio: Charla, a cargo del grupo de Pastoral de la Salud de la Parroquia de Nuestra Señora del Carmen, “Comer bien para vivir bien”.

Del 26 al 29 de junio: XXXI Peregrinación Diocesana con enfermos a Lourdes.

 

jueves, 17 de octubre de 2024

ACOMPAÑAMIENTO ESPIRITUAL



Presentación 

El Acompañamiento Espiritual es un camino de vida, es una acción sagrada y un servicio de esperanza. Es una hermosa posibilidad de crecimiento, de búsqueda del sentido y fin de la propia vida.

 Es el encuentro con alguien que siente, que busca, que también necesita ser escuchado y acogido, y que en ocasiones puede sufrir dolores en su cuerpo y en su espíritu. 

De la misma forma, quien acompaña, hace un camino de búsqueda y encuentro desde su propio corazón: “En el hombre interior habita la verdad”, nos recuerda San Agustín.

Introducción

A través de esta Guía de Acompañamiento Espiritual, queremos compartir algunas herramientas que podrían transformarse en un pilar significativo para quien asiste a un enfermo o para quien padece algún sufrimiento. 

En ocasiones, el acompañar se tiende a considerar como estar “junto a ti”, es decir, estar físicamente al lado de una persona y compartir tiempo con ella.

 Desde la perspectiva del Acompañamiento Espiritual, la palabra “acompañar” significa mucho más que estar y compartir tiempo con una persona. Su sentido se va haciendo más profundo y cálido cada vez que nos abrimos a recibirlo como un don o como una vocación y, por otro lado, se hace más sencillo y cercano cuando lo manifestamos con gestos de ternura y cariño. Es decir, somos acompañantes espirituales cuando gratuitamente entregamos nuestro tiempo y disponemos nuestro interior para “escuchar desde el corazón” a quien nos habla.

Esta Guía aspira a ser útil para cualquier persona que la vida lo haya puesto al lado de un enfermo o de quien necesita compañía. El texto está dirigido a todas las personas que deseen iniciar una búsqueda en temas de acompañamiento, independiente de su Credo o visión de la vida.

 Esta Guía está disponible para quien puede transformarse en un puente que atraviesa el camino sagrado de la historia del acompañado: podemos ser alimento de paz para sus inquietudes y testimonio de presencia en los momentos de soledad que se viven. 

Te encontrarás con los tres momentos que te invitamos a leer con detención, y que esperamos sean de riqueza para tu propio discernimiento y desarrollo:

I. Antes del encuentro (preparándonos).

II.Durante el encuentro (escuchando desde el corazón).

III.Después del encuentro (la despedida o cierre)

Tiempos del Acompañamiento

I.Antes del encuentro (preparándonos) 

a) Mirarse a sí mismo

Ante una visita de acompañamiento es muy importante reconocer la propia disposición interior. Es decir, cómo me encuentro: estoy tranquilo, triste por alguna noticia, alterado, alegre, etc. 

Hacerse consciente del propio estado emocional y sicológico puede favorecer una escucha centrada en la persona que acompaño más que en mis propios requerimientos de atención. Por eso, la idea es que esta revisión personal se realice ANTES del encuentro con la persona que se va a acompañar. 

Por lo tanto, es recomendable llegar con tiempo, sin apuro, detenernos y darnos un espacio para disponernos a estar con otro, en este encuentro sagrado donde recibiremos su vida y su historia. 


b) Tener algunas ideas claras

Aunque cada conversación es un mundo nuevo, el tener algunas ideas claras en cuanto al apoyo que se está realizando permite acompañar con palabras prudentes la realidad del acompañado: disponerse a escuchar, dejar fuera prejuicios personales, ser conscientes de que no existirán respuesta a todas las dudas o preguntas que surjan, saber que en este encuentro ambos son iguales, es decir, un acompañante nunca está por sobre el acompañado, etc. 

Siempre ayuda un tono de voz mesurado, cálido y ceñido a la circunstancia, sin juicios y respetando el ritmo del otro. 

Quede claro que no se trata de fingir la voz ni usar una multiplicidad de palabras. Sólo es adaptar lo que se quiere decir, sin dejar de ser uno mismo.


c) Apoyarse en la propia vida espiritual

 Una consideración esencial ante un acompañamiento espiritual es no llevar prejuicios ni opciones personales al encuentro con la persona que se acompaña, según ya se dijo. En cierto sentido nos vaciamos de nosotros mismos para recibir la sagrada historia del acompañado.

 Lo anterior, exige que fortalezcamos nuestra propia espiritualidad, que reconozcamos los frutos de ese don que recibimos, enriquecer la relación con Dios, con nuestra propia creencia de lo trascendente. 

Quien tiene una reflexión espiritual permanente, también fortalece su madurez humana y enriquece las propias características sico´-espirituales necesarias para el acompañamiento. Sus actos se encaminan a valores superiores que, luego, se reflejan en el apoyo y soporte espiritual que el acompañante puede ser para el acompañado. Nos abrimos a vivir un Kairós con el acompañado, un tiempo de Dios.

II.Durante el encuentro (escuchar desde el corazón

a) El saludo en la visita

 un saludo cariñoso, amable, cercano. Llamarlo por su nombre. 

Cuando no se conoce al acompañado, recordar la importancia de presentarse: quién soy, el porqué de la visita, etc. De ser necesario, hazle saber que quieres escucharlo, que estás ahí para apoyarle.

 Se recomienda informarse con el propio entorno o ambiente del acompañado: si tiene fotos de familiares, algún objeto religioso, una Biblia, etc.

b) Ser un oyente efectivo y afectivo

 Ser prudente al preguntar, dejar que hable a su propia velocidad y no apurar el compartir. Las palabras de afecto, dichas en el momento oportuno, se transforman en un bálsamo que fortalece el encuentro. Recordemos que la comunicación con el acompañado se hace presente en el momento en que él se siente ESCUCHADO. Por ello, en ocasiones, es mejor hablar menos y escuchar más. Tampoco debemos tener miedo a los espacios de silencio. 

Ser empático de forma permanente durante el acompañamiento, apoyándose a través de sencillas preguntas: ¿lo que me quieres decir es que…? Entonces, ¿lo que sientes es ...? Que la empatía en la comunicación sea una condición natural durante el encuentro.

c) Atender las necesidades del acompañado 

Acoger con cariño y solicitud sus temores, angustias y anhelos, su Credo o visión de la vida.

 Que el respeto por su realidad y vivencias sea siempre una puerta abierta durante el diálogo. Hay que recordar involucrarse con las necesidades del propio acompañado. 

 Cuando surjan, hay que atender con diligencia las conversaciones relacionadas con la fe, en la importancia y el sentido que tiene para su vida. De igual modo siéntete libre de presentar tu propia creencia espiritual cuando el acompañado te lo pregunte. Compartir la presencia de Dios en la propia experiencia humana, fortalece inmensamente la comunicación y el encuentro. 

d) Usar un lenguaje sencillo 

Generalmente es mejor usar palabras sencillas. Los mensajes se comprenden más rápidamente.

 También, considerar el uso de dibujos u otros materiales para los casos en que las personas estén impedidas de hablar. La creatividad en estos casos puede ayudar muchísimo a quien se acompaña. 

Igualmente, recuerda que nosotros hablamos con nuestro cuerpo, con los gestos que hacemos.


e) Información que se recibe

 Durante la conversación va apareciendo la vida del acompañado y, junto con ella, surgen datos que podrían ser de una riqueza espiritual inmensa: temas religiosos, espirituales, familiares, de su particular estado de salud, de los valores superiores en los que cree, entre muchísimos otros. Debes tener presente el respeto a la privacidad de la conversación con el acompañado.

 Esa información no sólo sirve para entender de forma intelectual la situación de quien se acompaña, sino que ella se torna en la savia que va enriqueciendo el camino al corazón de la persona acompañada. Es en esos momentos cuando nos vamos llenando de esa historia sagrada de la que hemos hablado. 

Consideremos en cada encuentro que las orientaciones religiosas no están excluidas del acompañamiento. De hecho, es recomendable apoyar instancias que fortalezcan o renueven su propia experiencia de fe católica, judía, evangélica, etc. El acompañamiento espiritual es fortalecido por la fe de las mismas personas acompañadas

f) Despedida en el encuentro

 Generalmente, las conversaciones bajan su ritmo después de algunos minutos. Cuando sientas que ya la conversación está llegando a su fin, espera una pausa en el diálogo para comenzar tu despedida. Te puedes ayudar con alguna pregunta. Por ejemplo: ¿Hay algo más que quisieras compartirme?

 Es posible que surja algún tipo de oración o rito espiritual que facilite cerrar la conversación desde su dimensión espiritual. Esa oración o momento litúrgico le ayudará a dar el cierre que él mismo necesita. De ser posible, que el acompañado sea quien lleve activamente la oración.

 Al final de esta guía existe material de oración complementario para diferentes circunstancias. 



III.Después del encuentro (cierre personal) 

a) Mirarse a sí mismo

 al igual que en la preparación para una conversación, es importante revisar el estado emocional y sicológico con el que concluyo el encuentro, hacerme consciente de cómo me siento después de la conversación con un acompañado. Si puedo, revisar mis pensamientos y reflexiones. Es decir, darme tiempo. 

b) Hacer un breve cambio de actividad No es tan infrecuente que algunas de las conversaciones pudiesen afectar los estados de ánimo de los acompañantes. Lo ideal es buscar un equilibrio y hacer algún cambio de actividad para centrar las inquietudes y recuperar la calma interior.

 Un sencillo ejemplo es hacer lo que a uno de le gusta. Por ejemplo: hacer un momento de oración por el enfermo, hacer una caminata, comerse un chocolate, etc. La idea es dar un espacio para centrarse y retomar la cotidianeidad.


c) Fortalecer la propia vida de fe y el equilibrio psico-emocional Sabemos que acompañar implica en muchos modos, salir de sí mismo e ir al encuentro con otro quien a veces ni siquiera sabe que necesita acompañamiento. Todo nuestro ser debe estar inclinado con disposición plena a la escucha de esa persona que lo necesita.

 Sin embargo, debemos alimentar nuestra propia espiritualidad, nuestra fe, nuestra sicología, conocer nuestras emociones y buscar espacios para dar sentido y trascendencia a lo vivido: una oración, una pausa reflexiva, la lectura del Evangelio, la Eucaristía, el diálogo con uno mismo, etc. Lo podemos resumir en autocuidado espiritual - emocional y fortalecimiento de la propia fe.

d) Compartir la experiencia

 Por otro lado, resguardando la confidencialidad de la información que pudiese existir en las conversaciones con el acompañado, es recomendable que el acompañante tenga la posibilidad de revisar aprendizajes, recibir consejos y compartir experiencias con otro acompañante.