DIÓCESIS DE CALAHORRA Y LA CALZADA-LOGROÑO. PASTORAL DE LA SALUD
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domingo, 29 de marzo de 2020
ORA EN CASA AL SANTÍSIMO
sábado, 28 de marzo de 2020
«NO NOS ABANDONES A MERCED DE LA TORMENTA»
El Papa Francisco este viernes durante la bendición urbi et orbi desde la plaza de San Pedro.
Texto completo de la bendición del Santo Padre
«Al atardecer» (Mc 4,35). Así comienza el Evangelio que hemos escuchado. Desde hace algunas semanas parece que todo se ha oscurecido. Densas tinieblas han cubierto nuestras plazas, calles y ciudades; se fueron adueñando de nuestras vidas llenando todo de un silencio que ensordece y un vacío desolador que paraliza todo a su paso: se palpita en el aire, se siente en los gestos, lo dicen las miradas. Nos encontramos asustados y perdidos. Al igual que a los discípulos del Evangelio, nos sorprendió una tormenta inesperada y furiosa. Nos dimos cuenta de que estábamos en la misma barca, todos frágiles y desorientados; pero, al mismo tiempo, importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos, todos necesitados de confortarnos mutuamente. En esta barca, estamos todos. Como esos discípulos, que hablan con una única voz y con angustia dicen: “perecemos” (cf. v. 38), también nosotros descubrimos que no podemos seguir cada uno por nuestra cuenta, sino sólo juntos.
Es fácil identificarnos con esta historia, lo difícil es entender la actitud de Jesús. Mientras los discípulos, lógicamente, estaban alarmados y desesperados, Él permanecía en popa, en la parte de la barca que primero se hunde. Y, ¿qué hace? A pesar del ajetreo y el bullicio, dormía tranquilo, confiado en el Padre —es la única vez en el Evangelio que Jesús aparece durmiendo—. Después de que lo despertaran y que calmara el viento y las aguas, se dirigió a los discípulos con un tono de reproche: «¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?» (v. 40). Tratemos de entenderlo. ¿En qué consiste la falta de fe de los discípulos que se contrapone a la confianza de Jesús? Ellos no habían dejado de creer en Él; de hecho, lo invocaron. Pero veamos cómo lo invocan: «Maestro, ¿no te importa que perezcamos?» (v. 38). No te importa: pensaron que Jesús se desinteresaba de ellos, que no les prestaba atención. Entre nosotros, en nuestras familias, lo que más duele es cuando escuchamos decir: “¿Es que no te importo?”. Es una frase que lastima y desata tormentas en el corazón. También habrá sacudido a Jesús, porque a Él le importamos más que a nadie. De hecho, una vez invocado, salva a sus discípulos desconfiados.
La tempestad desenmascara nuestra vulnerabilidad y deja al descubierto esas falsas y superfluas seguridades con las que habíamos construido nuestras agendas, nuestros proyectos, rutinas y prioridades. Nos muestra cómo habíamos dejado dormido y abandonado lo que alimenta, sostiene y da fuerza a nuestra vida y a nuestra comunidad. La tempestad pone al descubierto todos los intentos de encajonar y olvidar lo que nutrió el alma de nuestros pueblos; todas esas tentativas de anestesiar con aparentes rutinas “salvadoras”, incapaces de apelar a nuestras raíces y evocar la memoria de nuestros ancianos, privándonos así de la inmunidad necesaria para hacerle frente a la adversidad. Con la tempestad, se cayó el maquillaje de esos estereotipos con los que disfrazábamos nuestros egos siempre pretenciosos de querer aparentar; y dejó al descubierto, una vez más, esa (bendita) pertenencia común de la que no podemos ni queremos evadirnos; esa pertenencia de hermanos. «¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?». Señor, esta tarde tu Palabra nos interpela se dirige a todos. En nuestro mundo, que Tú amas más que nosotros, hemos avanzado rápidamente, sintiéndonos fuertes y capaces de todo.
Codiciosos de ganancias, nos hemos dejado absorber por lo material y trastornar por la prisa. No nos hemos detenido ante tus llamadas, no nos hemos despertado ante guerras e injusticias del mundo, no hemos escuchado el grito de los pobres y de nuestro planeta gravemente enfermo. Hemos continuado imperturbables, pensando en mantenernos siempre sanos en un mundo enfermo. Ahora, mientras estamos en mares agitados, te suplicamos: “Despierta, Señor”. «¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?». Señor, nos diriges una llamada, una llamada a la fe. Que no es tanto creer que Tú existes, sino ir hacia ti y confiar en ti. En esta Cuaresma resuena tu llamada urgente: “Convertíos”, «volved a mí de todo corazón» (Jl 2,12). Nos llamas a tomar este tiempo de prueba como un momento de elección. No es el momento de tu juicio, sino de nuestro juicio: el tiempo para elegir entre lo que cuenta verdaderamente y lo que pasa, para separar lo que es necesario de lo que no lo es.
Es el tiempo de restablecer el rumbo de la vida hacia ti, Señor, y hacia los demás. Y podemos mirar a tantos compañeros de viaje que son ejemplares, pues, ante el miedo, han reaccionado dando la propia vida. Es la fuerza operante del Espíritu derramada y plasmada en valientes y generosas entregas. Es la vida del Espíritu capaz de rescatar, valorar y mostrar cómo nuestras vidas están tejidas y sostenidas por personas comunes —corrientemente olvidadas— que no aparecen en portadas de diarios y de revistas, ni en las grandes pasarelas del último show pero, sin lugar a dudas, están escribiendo hoy los acontecimientos decisivos de nuestra historia: médicos, enfermeros y enfermeras, encargados de reponer los productos en los supermercados, limpiadoras, cuidadoras, transportistas, fuerzas de seguridad, voluntarios, sacerdotes, religiosas y tantos pero tantos otros que comprendieron que nadie se salva solo. Frente al sufrimiento, donde se mide el verdadero desarrollo de nuestros pueblos, descubrimos y experimentamos la oración sacerdotal de Jesús: «Que todos sean uno» (Jn 17,21).
Cuánta gente cada día demuestra paciencia e infunde esperanza, cuidándose de no sembrar pánico sino corresponsabilidad. Cuántos padres, madres, abuelos y abuelas, docentes muestran a nuestros niños, con gestos pequeños y cotidianos, cómo enfrentar y transitar una crisis readaptando rutinas, levantando miradas e impulsando la oración. Cuántas personas rezan, ofrecen e interceden por el bien de todos. La oración y el servicio silencioso son nuestras armas vencedoras. «¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?». El comienzo de la fe es saber que necesitamos la salvación. No somos autosuficientes; solos nos hundimos. Necesitamos al Señor como los antiguos marineros las estrellas. Invitemos a Jesús a la barca de nuestra vida. Entreguémosle nuestros temores, para que los venza. Al igual que los discípulos, experimentaremos que, con Él a bordo, no se naufraga. Porque esta es la fuerza de Dios: convertir en algo bueno todo lo que nos sucede, incluso lo malo. Él trae serenidad en nuestras tormentas, porque con Dios la vida nunca muere.
El Señor nos interpela y, en medio de nuestra tormenta, nos invita a despertar y a activar esa solidaridad y esperanza capaz de dar solidez, contención y sentido a estas horas donde todo parece naufragar. El Señor se despierta para despertar y avivar nuestra fe pascual. Tenemos un ancla: en su Cruz hemos sido salvados. Tenemos un timón: en su Cruz hemos sido rescatados. Tenemos una esperanza: en su Cruz hemos sido sanados y abrazados para que nadie ni nada nos separe de su amor redentor. En medio del aislamiento donde estamos sufriendo la falta de los afectos y de los encuentros, experimentando la carencia de tantas cosas, escuchemos una vez más el anuncio que nos salva: ha resucitado y vive a nuestro lado. El Señor nos interpela desde su Cruz a reencontrar la vida que nos espera, a mirar a aquellos que nos reclaman, a potenciar, reconocer e incentivar la gracia que nos habita. No apaguemos la llama humeante (cf. Is 42,3), que nunca enferma, y dejemos que reavive la esperanza.
Abrazar su Cruz es animarse a abrazar todas las contrariedades del tiempo presente, abandonando por un instante nuestro afán de omnipotencia y posesión para darle espacio a la creatividad que sólo el Espíritu es capaz de suscitar. Es animarse a motivar espacios donde todos puedan sentirse convocados y permitir nuevas formas de hospitalidad, de fraternidad y de solidaridad. En su Cruz hemos sido salvados para hospedar la esperanza y dejar que sea ella quien fortalezca y sostenga todas las medidas y caminos posibles que nos ayuden a cuidarnos y a cuidar. Abrazar al Señor para abrazar la esperanza. Esta es la fuerza de la fe, que libera del miedo y da esperanza. «¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?».
Queridos hermanos y hermanas: Desde este lugar, que narra la fe pétrea de Pedro, esta tarde me gustaría confiarlos a todos al Señor, a través de la intercesión de la Virgen, salud de su pueblo, estrella del mar tempestuoso. Desde esta columnata que abraza a Roma y al mundo, descienda sobre vosotros, como un abrazo consolador, la bendición de Dios. Señor, bendice al mundo, da salud a los cuerpos y consuela los corazones. Nos pides que no sintamos temor. Pero nuestra fe es débil y tenemos miedo. Mas tú, Señor, no nos abandones a merced de la tormenta. Repites de nuevo: «No tengáis miedo» (Mt 28,5). Y nosotros, junto con Pedro, “descargamos en ti todo nuestro agobio, porque Tú nos cuidas” (cf. 1 P 5,7).
Fecha de Publicación: 27 de Marzo de 2020
jueves, 26 de marzo de 2020
NUEVOS MENSAJES DE APOYO A LOS PACIENTES INGRESADOS EN EL HOSPITAL SAN PEDRO DE LOGROÑO POR EL CORONAVIRUS Y A LOS TRABAJADORES SANITARIOS
Podéis enviar vuestros mensajes y cartas a la Capellanía del Hospital San Pedro de Logroño por email: salud@iglesiaenlarioja.org
o al whasatpp: 607416529
o al whasatpp: 607416529
En nombre de los pacientes
y trabajadores
sanitarios:
¡MUCHAS GRACIAS!
90.Soy una persona que cree en el Santo Cristo de La Trinidad, (Hormilla) y dos veces al día hago sonar las Campanas de mi pueblo, y me acuerdo de los enfermos y le cantó el Himno a mi Cristo y pido por vuestra salud, estáis en buenas manos pues los profesionales saben lo que hacen, vosotros tener confianza que venceremos.
89. Queridos trabajadores sanitarios , médicos, enfermeras... todos estos días hemos oído al presidente del colegio de médicos diciendo con la limitación y desprotección con la que tienen para hacer su labor, corriendo tanto riesgo y enfermando. Este caso tiene un nombre, en fin cuídense sobre todo gracias , gracias. Dios les bendiga,
88. Enfermos, no estoy enferma gracias a Dios, y a Dios le pido que ustedes se recuperen, les esperamos y les echamos de menos. La Fe hace que la esperanza nos anime a ustedes a recuperarse y nosotros en casa esperando que vengan. Un fuerte abrazo y que Dios les bendiga y les de paciencia.
87.Querido “TÚ”:
Empiezo esta carta así, porque no sé a quién va dirigida,
puedes ser hombre o mujer, joven o mayor, pero seguro que eres una persona que
en este momento estás pasando una situación complicada por la infección de este
virus que ha afectado a todo el mundo.
No tengas miedo, estás en muy buenas manos. Los profesionales
que te están cuidando, hacen todo lo que pueden y más para que todo te vaya
bien. Son muy buenos profesionales y saben que necesitas buenos cuidados y que
además tienes que estar sólo y eso te produce tristeza. Intentarán darte todo
el cariño posible durante el tiempo que están contigo. Pero quiero que sepas,
que eso que tú estás pasando ahora en soledad, es muy importante, porque así
estás protegiendo a tu familia, a tus amigos y en definitiva, a tus seres
queridos. Ahí, desde esa habitación, te cuidan a ti y tú, casi sin darte
cuenta, cuidas a los demás.
Anímate!!!
Busca algo para entretenerte, no sé si tendrás televisión,
móvil, radio...si lo tienes no veas muchas noticias sobre esto, no te ayudaran.
Piensa en las cosas que te gustan, en momentos que has vivido y has sido muy
feliz, en planes que tenías y podrás hacerlo cuando mejores. Puedes intentar
escribir todo lo que piensas, lo que sientes, lo que te parece bien o mal, escribe
sin límites, las hojas en blanco admiten todo y para ti, será un buen desahogo.
Las personas que estamos en casa, no podemos salir, para que
así no haya contacto y este virus pare de una vez por todas, Así que estamos
ayudando como podemos para que todos vosotros salgáis pronto con la familia y
para que no falte de nada allí donde hace falta. La gente está colaborando
mucho y todos queremos ayudar.
Sabes?, todos los días a las ocho de la tarde, que ahora es
de día, porque cambiaron la hora el fin de semana pasado, salimos a las
ventanas y balcones para aplaudir a todos los que están haciendo que este virus
esté controlado. Aplaudimos a los sanitarios, al personal de limpieza, a los
transportistas que traen todo lo necesario para que no falte de nada, a las
fuerzas y cuerpos de seguridad, a todos los que puedas imaginarte. Aplaudimos y
es un momento muy emocionante, porque se nota que todos queremos colaborar para
que todo esto pase. Todas las calles, sin excepción, se llenan de aplausos para
todos ellos y también van para que las personas que habéis enfermado, os
animéis y podáis curaros pronto, porque os vais a curar y entonces vosotros
podréis salir a los balcones a aplaudir
también.
Quiero escribirte un trocito de la canción que se ha hecho
himno para todos nosotros, para que seas fuerte y valiente para curarte:
RESISTIRÉ, del Dúo Dinámico:
“RESISTIRÉ, erguido frente a todo, me volveré de hierro para
endurecer la piel. Y aunque los vientos de la vida soplen fuertes, soy como el
junco que se dobla pero siempre sigue en pie.
RESISTIRÉ, para seguir viviendo, soportaré los golpes y jamás
me rendiré, y aunque los sueños se me rompan en pedazos...
RESISTIRÉ, RESISTIRÉ...!!!
Eso es lo que me gustaría que hicieras TÚ, RESISTIR, pasar
este mal trago y pensar que todo volverá a la normalidad.
Un abrazo muy muy grande !!!
Tu amiga
Susa
86. Queridos
enfermos y sanitarios:
Pasan muy lentos los días desde una cama de hospital. Y más
cuando hay dolor, preocupación y sobre todo separación de seres queridos.
Os escribo desde esta mi casa en cuarentena solitaria y
solidaria, y añadiendo mis aplausos y mi vela encendida, por vosotros y por las
personas que os cuidan con cariño impagable. Miro por la ventana y veo que el
tilo del parque empieza tímidamente a despuntar sus hojas y en los cables de la
vía del tren, ahora casi sin ruido de viejas locomotoras, dos palomas comparten
cariñosos arrumacos ajenas a la tragedia de muchos hombres y mujeres en estos
momentos. Poco después se posan debajo del árbol y suben raudas hacia la altura
con unas ramitas en el pico, imagino,
hacia el lugar donde volverá a nacer la vida de sus polluelos.
Precioso símbolo de esperanza. Es la primavera, está a la
vuelta de la esquina. Quiere decir que la vida sigue y pasará este mal sueño y
volveremos a la convivencia con la familia y los amigos. Quizá desde vuestra
habitación apenas podéis observar estas imágenes, esa es la ventaja que os
llevo, y quizá ni tenéis ánimo ni ganas para estas cosas; pero tenéis una
ventaja sobre mí porque recibís el cariño de unas personas dedicadas a vuestro
cuidado como si fuerais su propia familia, y es que lo sois por su entrega
arriesgada, por su sonrisa que apenas intuís a través de su mascarilla, por su
palabra de ánimo y esperanza y por su completa dedicación.
Son verdaderos ángeles que todavía caminan por la tierra,
gracias a Dios. Me hacen recordar a aquella enfermera religiosa que salvó mi
vida hace 63 años en la sala grande del
Hospital de La Rioja, con 27 enfermos a su cuidado, de todas las edades, con un
genio fuerte, pero que compartía con todos sus enfermos los regalos y bombones
que recibía como agradecimiento a su labor. Gracias Sor Saturnina. Tienes unos
buenos médicos y enfermeras como tú estos días en nuestros hospitales.
Muchos de vosotros queridos enfermos ni siquiera podéis tener
al lado a la persona que queréis y que os quiere entrañablemente, y contempláis
en sueños o por el teléfono el rostro alegre y lleno de vida de vuestros
queridos nietos diciéndote: “Cúrate
pronto, abuelo, abuela, quiero jugar contigo, y no te olvides de lo que
prometiste para Reyes, ¿me volverás a llevar a Las Gaunas a recibir a los
Reyes?”. Claro que sí, le contestáis medio en sueños. Y el niño/a camina
seguro y saltando con su pequeña mano en tu ancha mano de abuelo.
Todo esto son inyecciones de ESPERANZA, que casi curan tanto
como los antibióticos. Y saldréis fortalecidos a seguir el ritmo de la
primavera y de la vida. Y seréis para nosotros también un signo de triunfo para
salir de esta cuarentena agotadora, con
bríos renovados, más solidarios con los demás, huyendo de individualismos
egoístas, sabiendo que somos mortales, dejando la puerta abierta a una fe casi
dormida, y creyendo con fuerza que después de un espacio de dolor, de
sufrimiento, llega inevitablemente el tiempo de Resurrección y de la Vida.
Pocos riojanos/as habrá que no tengan en el recuerdo la
figura de la imagen de la Virgen de su pueblo. Es el recuerdo entrañable de la
Madre con un título muy querido. Ella es Madre de la Esperanza y Salud de los
enfermos. Si crees, invócala.
Que salgamos todos de nuestras cuarentenas cuanto antes, pues
la persona no es para estar enjaulada, sino libre. Así os lo deseo. Con todo mi
afecto.(Ángel Domínguez Tabernero)
85. Mi más fuerte apoyo a ese personal subalterno, que estáis dando el callo como sanitarios no reconocidos asta en eso a fallado la administracion, no somos sanitarios y estamos en medio de ellos, fuerza compañeros, Chencho antiguo Celador.
84. Mi apoyo a los compañeros de la UMI yo estuve con ellos, me acuerdo y rezo para que todo salga bien ánimo compañeros. (Chencho)
83.Soy Chencho celador jubilado de esa Santa Casa, a los enfermos hospitalizados, tener confianza estáis en manos de buenos profesionales lo digo yo que los conozco, y confío en ellos ánimo que de esta salimos.
82.Enfermo querido; no estoy enferma, te mando mi fuerza y deseo que luches , no pierdas la ilusión , la esperanza y lucha. Rezo yo por ti, le pido a Dios por tu salud que tienes muchas ganas de volver a tu casa . Yo de corazón así lo deseo. Que Dios nos bendiga, y que esta situación se acabe pronto . Un abrazo. Lucha.
80.Gracias a Ernesto de Argentina por todos sus audios, no dice que estamos todos unidos. Ellos también se encuentran en esta situación dolorosa pero confían en Jesús y en su Madre María. Saludo a todos los enfermos, son Cristo sufrientes y al personal sanitario como a todas las personas que en estos momentos son buenos samaritanos. Sepamos también perdonarnos como el Señor nos perdona. Formamos una familia de hermanos. Bendiciones. un abrazo en Cristo Jesús.
79. ÁNIMO! que el Señor os bendiga.
78.Buenos días: Esta carta que sirva de apoyo para todos los que están en esta causa que nos ocupa, pero que todos juntos vamos a superar.
Un abrazo fortísimo de la familia Royo - Sesma
77.Una riojana que vive en Pamplona os manda un abrazo muy grande en estos momentos duros...Y que sepáis que estamos con vosotros. Ánimo!!! Dios acompaña a los atribulados. Para Todos mi cercanía.
MI hija Elena con sus dos niños Asier e Íñigo de 4 y 2 años os mandan dibujos y mensajes,
Para los enfermos: "Siempre hay que sacar fuerzas(aunque nos queden pocas) porque fuera los que te quieren están deseando darte un abrazo y por fin disfrutar de lo importante que ha quedado demostrado que no es nada material. Aunque no te conocemos te mandamos nuestros dibujos y la mejor de nuestras energías porque ya queda menos para que esto pase, un día menos...y desde fuera hay gente muy valiosa que de forma solidaria está remando en la misma dirección que el personal que te cuida(maravillosos).Para que esto acabe de una vez!...siempre amanece ! que no es poco. Para el Personal del hospital (incluyo a todos) "Muchas gracias por el esfuerzo que hace, cada día aplaudimos y nos quedamos en casa para que tú esfuerzo valga la pena. A pesar del cansancio sigues en primera línea y creo que no hay forma de decir lo valioso que eres, ánimo esto lo acabamos juntos.
76. Muchas gracias a los niños y niñas del Colegio Amor Misericordioso de Alfaro por vuestras cartas y Dibujos: Ángel, Claudia, Fernando, Kim, María, Patricia , María y Paula.
76. Carta Daniel (9 años) a los Médicos
75. Querido amigo o
amiga:
Sé que estás
pasando momentos difíciles por este “Bicho malo” que se ha presentado en
nuestras vidas, y que parece que a ti te ha tocado de una manera más dura.
Piensa que tú estás
ahí, en un hospital o en uno de los lugares que han convertido en hospitales
para poder cuidaros bien, con buenos profesionales que te ayudaran y te darán
su cariño.
Lo peor de todo y
por eso quiero escribirte, es que no puedes tener ninguna compañía y quizás por
eso estés un poco triste. No te preocupes, aunque sea más duro para ti, piensa
estás protegiendo a tu familia y a tí.
Seguro que las
horas se te hacen largas y quiero darte alguna idea, para que cuando estés
mejor puedas entretenerte un poco. Como no sé cuántos años tienes, trataré de
pensar en cosas sencillas. No sé si dispones de televisión, todos estamos
pidiendo que os la pongan sin tarjeta, si no la tienes, puedes pedir una radio,
eso sí, no pongas siempre noticias, que son unos pesados y están hablando
continuamente del virus. Tienes que tratar de evadirte de eso un poco, así que
busca emisoras de música y escúchala con tranquilidad pensando las cosas que
harás cuando todo pase y te pongas bien.
A mí me ayuda mucho escribir en un cuaderno,
mis pensamientos, los sentimientos, cosas que tienes pendientes de hacer, cosas
que te gustarían o incluso a veces, cuando me siento triste y mal, cuento mi
enfado. Aunque no lo creas, ayuda, porque el papel no te puede contestar y tú
sin embargo puedes poner lo que te salga del corazón o de tu cabeza y así
desahogarte con tranquilidad.
Tienes que saber
que hay mucha gente trabajando para que todo salga bien y poder terminar con
este virus. Todos estamos cumpliendo lo que nos dicen, y nos quedamos en
nuestras casas, disfrutando de nuestras cosas y prestando atención a las cosas
cotidianas. Cuando llegan las ocho de la tarde, salimos a la ventana para
aplaudir a todas esas personas que estáis en el hospital y a todos los
profesionales que trabajan para curaros a vosotros y cuidarnos los demás. Sale
mucha gente, los pocos coches, autobuses o como el otro día que paso el camión
de los bomberos, tocan el claxon y las sirenas. Parece que así todos
compartimos un momento del día para animar a los demás.
Voy a ponerte unas
líneas de la canción que cantamos para darnos ánimo, RESISTIRÉ del Dúo
Dinámico, si eres jóven, ni los conocerás, pero es muy bonita:
"Resistiré
erguido frente a todo, me volveré de hierro para endurecer la piel y aunque los
vientos de la vida soplen fuertes, soy como el junco que se dobla pero siempre
sigue en pié. Resistiré para seguir viviendo, soportaré los golpes y jamás me
rendiré y aunque los sueños se me rompan en pedazos, Resistiré,
RESISTIRÉEEE".
Estoy segura de que
vas a ganar esta batalla, y tu cuerpo vencerá en su lucha con este virus. Tú
serás más fuerte y verás la vida con más color y de otra manera.
Quiero que te
animes y luches todo lo que esté en tu mano para terminar con esto que estás
pasando, todos los que ahí te cuidan, hacen lo posible para que mejores y
puedas salir del hospital. Ese día llegará! y entonces tú serás otra de las
personas que cada día salimos a la ventana a aplaudir por los demás.
Cuando tu ánimo no
sea muy fuerte, acuérdate de todos los que te quieren y entonces piensa:
RESISTIRÉ!!!
Mucho ánimo y un
abrazo muy muy fuerte. (María Jesús)
74.Buenas noches, parece que se van produciendo milagritos y se recuperan enfermos. Os mandamos mucha fuerza para seguir luchando y que tengáis esperanza en que pronto estaréis en casa con vuestros familiares. Tened paciencia. No estáis solos!! Mucho ánimo!
73. Hola:
73. Hola:
Buenas tardes. He escrito una carta para intentar ayudar a personas que están solas por la infección de coronavirus. Creo que se pueden hacer copias y así que llegue a más personas. Pienso escribir más, pero de momento ahí va mi pequeña aportación.
Muchas gracias a todos los que estáis ahí, tratando de que todo funcione.
Un abrazo enorme y mucho ánimo.
72.Queridos enfermos...sabéis que no estáis solos... que aunque no nos conocemos, estamos unidos a vosotros con la oración y sobre todo, unidos con Xto, que él no os abandona. Rezamos por todos. Rezamos or todos.
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