Madrid, 27 de septiembre de 2023
Queridos
hermanos de Pastoral de la Salud, recibid un abrazo fraterno de vuestro humilde
siervo, y un saludo de paz y bien.
Os
quiero pedir perdón, lo primero, por no haberme dirigido a vosotros nada más
ser nombrado por nuestro señor Obispo, pero con la vorágine de emociones,
mensajes, así como la responsabilidad de este ministerio, no era capaz de
redactar un mensaje desde el corazón.
Ha
tenido que ser aquí, en Madrid, la noche de este martes, día en que
conmemoramos a San Cosme y San Damián, segundo día de esta Jornada Nacional de
Pastoral de la Salud, en la soledad de mi habitación, cuando las palabras
brotan, los sentimientos afloran y el Espíritu actúa. Siento que no estoy solo,
vosotros estáis conmigo, y el Señor me dicta estas palabras.
Retomando
el momento de mi nombramiento, reconozco que sentí emoción y miedo. Emoción por
aprender de vosotros, de aportaros mi granito de arena en vuestras tareas
evangelizadoras y sanadoras de almas, pero sobretodo de recoger vuestros
testimonios y experiencias y atesorarlas en mi corazón, para que hagamos un
trabajo vivo y revitalizante. Y también he dicho miedo, bueno, más bien
vértigo, ser el Director (madre mía hasta con mayúscula y todo) es una gran
responsabilidad, porque como he dicho antes, en mi humilde persona estáis todos
representados, y de mis acciones y decisiones dependéis todos y, sí, eso da un
poco de vértigo.
Gracias
a Dios, nuestro Obispo, nombró a Rafa Consiliario de nuestra Pastoral, y nadie
mejor que él, para guiarme, ayudarme y apoyarme en esta hermosa tarea, alguien
que ha sido Director tantos años, y con tanta experiencia, haciendo un trabajo
tan encomiable. También os tengo a todos y cada uno de vosotros, vuestro apoyo,
consejos, dedicación, vocación, amor al prójimo, y un larguísimo etcétera, que
me emociona y me llena de orgullo. Esto hace que ese vértigo se aleje y que resurja
la emoción.
Seguramente
cometeré errores y espero de corazón que me corrijáis como a un hermano más,
pues el diálogo fraterno enriquece y fructifica la vida Pastoral y, por ende,
la de la Iglesia.
No
querría terminar estas, mi primeras palabas, sin daros las gracias de antemano
a todos los Secretarios, Agentes de Pastoral, Capellanes, Voluntarios, y tantos
hermanos nuestros que lleváis maravillosamente la alegría, comprensión,
amabilidad por bandera, y mostráis el rostro misericordioso de Dios a quien lo
busca y os necesita.
Estoy
enteramente a vuestra disposición, soy vuestro humilde siervo al servicio de
esta hermosa Pastoral de la Salud, y de nuestra amada Iglesia.
Os
mando otro abrazo enorme en Cristo nuestro Señor y, como al principio, os deseo
de corazón Paz y Bien.
Sergio Martínez Sánchez
Director
del Secretariado de Pastoral de la Salud de la Diócesis de Calahorra y La
Calzada-Logroño.
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