martes, 23 de abril de 2024

PASCUA DEL ENFERMO . 2024

 El próximo 5 de mayo, VI Domingo de Pascua, celebramos la Pascua del Enfermo. Las comunidades parroquiales, se acercan en torno a esa fecha a las personas enfermas, sus familias y profesionales del mundo sanitario, oran con ellas y por ellas, y se suele administrar el sacramento de la unción de los enfermos.



Esta celebración pone fin a la campaña iniciada el 11 de febrero, con la Jornada Mundial del Enfermo, que este año tiene como tema: “Convertiré su tristeza en gozo, los alegraré y aliviaré sus penas” (Jer 31, 13) y como lema: «Dar esperanza en la tristeza»

  • Mensaje de los Obispos de la Subcomisión Episcopal para la acción caritativa y social
  • Subsidio litúrgico para la celebración del sacramento de la Unción
  • Acompañar a personas con sufrimiento psicológico

  •                           Orientaciones pastorales
  • Pascua del Enfermo 5 de mayo de 2024

     

    La Iglesia se acerca tradicionalmente en este domingo, en el seno de sus comunidades parroquiales, al mundo de las personas enfermas, sus familias y profesionales del mundo de la salud.

    La Pascua del Enfermo (VI Domingo de Pascua) es el final de un itinerario que se inicia el 11 de febrero, Jornada Mundial del Enfermo. Este año la Campaña tiene como como tema: “Convertiré su tristeza en gozo, los alegraré y aliviaré sus penas” (Jer 31, 13) y como lema: “Dar esperanza en la tristeza”.

    El VI Domingo de Pascua este año 2024 se celebrará el 5 de mayo. Es un día en el que las comunidades parroquiales oran con y por los enfermos y se administra el sacramento de la unción de los enfermos. El Papa Francisco en una Audiencia el 26 de febrero de 2014 nos recordaba algunos aspectos fundamentales sobre la administración de este sacramento:

     

    Antiguamente se le llamaba «Extrema unción», porque se entendía como un consuelo espiritual en la inminencia de la muerte. Hablar, en cambio, de «Unción de los enfermos» nos ayuda a ampliar la mirada a la experiencia de la enfermedad y del sufrimiento, en el horizonte de la misericordia de Dios.

    • Cada vez que celebramos ese sacramento, el Señor Jesús, en la persona del sacerdote, se hace cercano a quien sufre y está gravemente enfermo, o es anciano. Dice la parábola que el buen samaritano se hace cargo del hombre que sufre, derramando sobre sus heridas aceite y vino.

    • Se confía a la persona que sufre a un hotelero, a fin de que pueda seguir cuidando de ella, sin preocuparse por los gastos. Bien, ¿quién es este hotelero? Es la Iglesia, la comunidad cristiana, somos nosotros, a quienes el Señor Jesús, cada día, confía a quienes tienen aflicciones, en el cuerpo y en el espíritu, para que podamos seguir derramando sobre ellos, sin medida, toda su misericordia y la salvación.

    Jesús, en efecto, enseñó a sus discípulos a tener su misma predilección por los enfermos y por quienes sufren y les transmitió la capacidad y la tarea de seguir dispensando en su nombre y según su corazón alivio y paz, a través de la gracia especial de ese sacramento.

    Cada persona de más de 65 años, puede recibir este sacramento, mediante el cual es Jesús mismo quien se acerca a nosotros.

    El sacerdote viene para ayudar al enfermo o al anciano; por ello es tan importante la visita de los sacerdotes a los enfermos.

    Es siempre hermoso saber que en el momento del dolor y de la enfermedad no estamos solos: el sacerdote y quienes están presentes durante la Unción de los enfermos representan, en efecto, a toda la comunidad cristiana que, como un único cuerpo nos reúne alrededor de quien sufre y de los familiares, alimentando en ellos la fe y la esperanza, y sosteniéndolos con la oración y el calor fraterno.

    Pero el consuelo más grande deriva del hecho de que quien se hace presente en el sacramento es el Señor Jesús mismo, que nos toma de la mano, nos acaricia como hacía con los enfermos y nos recuerda que le pertenecemos y que nada — ni siquiera el mal y la muerte— podrá jamás separarnos de Él.

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  • Sin miedo a morir


«La historia de Inés, una joven ejecutiva en la flor de la vida, se ve truncada cuando le diagnostican un cáncer terminal y todas sus certezas se desmoronan. Obligada a refugiarse en su hermano Javier, Inés inicia un camino de discernimiento en el que nunca estará sola.

Su hermano y toda la Iglesia rezarán por ella para que pueda descansar en el Señor. “Sin Miedo a Morir” es el relato de sus vidas y, sobre todo, el anuncio del amor de Dios que, a través del Sacramento de la Unción de Enfermos, nos conduce hacia la verdadera sanación.»

Guion y Dirección de Ricardo del Pozo para la EWTN.
¡No te pierdas este precioso canto a la vida!

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