Mensaje de
los Obispos de la Comisión Episcopal de Pastoral
Pascua del Enfermo, 10 de Mayo de 2015
Pascua del Enfermo, 10 de Mayo de 2015
SALUD Y SABIDURÍA DEL CORAZÓN
“Otra mirada es posible con
un corazón nuevo”
1.
Quien vive la Pastoral de la Salud sabe que su lenguaje
propio es el del corazón. Vivir el sufrimiento o acompañarlo toca el corazón.
Esta Campaña de Pastoral de la Salud 2015 nos invita precisamente a contemplar
el corazón de Cristo ante quien sufre, y su vivencia del sufrimiento. Si nos
dejamos empapar por sus actitudes cambiará también nuestra mirada sobre el
enfermo, y transformará nuestro corazón con esa sabiduría de Dios que está “llena de compasión” (Sant.3,17).
2.
Esa misericordia y compasión que contemplamos encarnada
en Jesús, nos llama a romper la indiferencia ante quien sufre, como Él, y -acogiendo
el Mensaje de esta Cuaresma- “fortalecer
nuestros corazones” preguntándonos dónde está nuestro hermano enfermo.
3.
Necesitamos dejar que nuestro corazón se conmueva ante
el hermano herido y enfermo. Éste debe ser el estilo de cada cristiano pero
también el de cada una de nuestras parroquias, pues la gran mayoría de los
enfermos hoy están en sus casas o en centros socio-sanitarios de nuestro
entorno parroquial. Esta tarea pastoral es la que nos hará creíbles. No podemos
predicar el Evangelio y quedarnos en casa esperando que alguien nos llame. La
llamada es a salir, a encontrarnos
con Cristo allí donde Él nos ha mostrado que está presente (Mt.25); a ser una
parroquia y una Iglesia ‘hospital de campaña’, que se presenta corriendo allí donde
hay una necesidad.
4.
Un lugar privilegiado de presencia junto al enfermo es también
el hospital. Por él pasan al año un número incalculable de enfermos y familias,
frecuentemente en situaciones de mucho sufrimiento y con una necesidad enorme
de ser acompañados. Para el cristiano puede ser también un momento
significativo de confrontación con el Dios de la Vida. Por ello, la atención a
la calidad de los Servicios religiosos es una prioridad para nuestra Iglesia
que, con corazón de Madre, los pone a vuestro alcance y os invita a
aprovecharlos.
5.
En la liturgia de la Pascua del Enfermo escucharemos
las palabras de Jesús: “Que os améis unos
a otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida
por sus amigos” (Jn.15,12-13). Este mandato se sigue realizando plenamente
hoy en muchos familiares que aman y dan su vida y salud por servir a su ser
querido que está enfermo. Deseamos valorar y agradecer ese enorme testimonio de
amor que no sólo le alcanza a él sino que es semilla de Evangelio para todos
los que lo contemplan.
1.
de varios religiosos
y religiosas que han dado la vida por cuidar y curar a los enfermos de Ébola.
En el año dedicado a la Vida consagrada vaya desde aquí nuestra gratitud y
reconocimiento.
2.
Además, tenemos también
presente el testimonio que en primera persona nos dan tantos enfermos que hacen
de su vivencia del dolor, del sufrimiento o de la muerte una oportunidad para ser testigos vivos de “una fe
que permite habitar el mismo sufrimiento” (P. Francisco, Mensaje Jornada Mundial del Enfermo 2015, p.5). ¡Que pocas
veces nos dejamos evangelizar por el Cristo crucificado que nos habla desde el
enfermo!
3.
Al mismo tiempo, queremos valorar y agradecer el
inmenso esfuerzo y generosidad que tantos profesionales y voluntarios están haciendo.
Su servicio es expresión de ese don de la sabiduría que el Espíritu Santo les
otorga para comprender el valor del acompañamiento, con frecuencia silencioso,
que les lleva a dedicar tiempo a los hermanos enfermos para mostrar que incluso
las vidas más gravemente afligidas son siempre dignas de ser vividas (cf. Mensaje JME 2015, p.3).
4.
La Celebración del Sínodo de la Familia es un momento
de gracia que nos permite tener presente la realidad de la enfermedad, tan
profundamente existencial que marca la vida de toda persona, pero también de
cada familia.
5.
Al igual que en el Mensaje del año pasado queremos
seguir insistiendo en que la sabiduría del corazón también nos reclama un
compromiso socio-político. No se puede nunca anteponer la economía a la salud.
Se deben hacer los esfuerzos necesarios para una buena gestión y utilización de
los recursos escasos sin que ello vaya en detrimento de la salud o la vida de
los enfermos más vulnerables.
6.
Finalmente, contemplamos cómo María guardaba el
misterio del sufrimiento en su corazón y cómo lo vivió junto a la cruz y, como
intercesora, le confiamos la vida de todos los enfermos y sus familias.
Los Obispos
de la Comisión Episcopal de Pastoral
Sebastià Taltavull Anglada,
Obispo Auxiliar de Barcelona
José Vilaplana Blasco, Obispo de
Huelva
Francesc Pardo Artigas, Obispo
de Girona
Juan Antonio Menéndez Fernández,
Obispo Auxiliar de Oviedo
Jesús Fernández González, Obispo
Auxiliar de Santiago de Compostela
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