- ¿Qué puede aportar la psiquiatría a la vida de los católicos? Esta es una de las preguntas que han abordado los asistentes a una conferencia organizada por los obispos italianos sobre la fe y la salud mental. La respuesta es que entre estos dos ámbitos del ser humano hay una "unidad psicológica y espiritual" que hace que sea imprescindible que a la hora de tratar las enfermedades psiquiátricas "el enfoque deba ser integral".
El padre Massimo Angelelli -director del Instituto Nacional del episcopado italiano de Pastoral de la Salud- afirmó que uno de los propósitos de la conferencia en Roma -que tuvo por título "Entre la segregación y la acogida"- era el de superar los "malentendidos" que se han producido históricamente entre las autoridades de la Iglesia y los psiquiatras debido a lo que veían como un choque de competencias.
"Temían que uno entrara en el campo del otro, y este fue el error", explicó el sacerdote, añadiendo que las sospechas y recelos de épocas pasadas ya han sido reemplazados "la colaboración y un gran respeto mutuo".
Cabe recordar que las relaciones entre la Iglesia y la psiquiatría han recibido un gran estímulo en el pontificado del Papa Francisco, quien no solo ha sido un gran defensor de las personas con enfermedades mentales, sino que también reveló hace poco que él mismo visitaba a una psiquiatra en Argentina a finales de la década de los 70.
"Consulté a una psicoanalista judía", confesó el Papa en conversación con el sociólogo francés Dominique Wolton. "Durante seis meses fui a su casa una vez a la semana para aclarar algunas cosas. Ella era médico y psicoanalista y siempre se mantuvo en su lugar. Después un día, cuando estaba a punto de morir, me llamó. No para recibir los sacramentos, dado que era hebrea, sino para tener un diálogo espiritual. Era una persona muy buena. Durante seis meses me ayudó mucho, cuando tenía 42 años".
"La Iglesia en Italia se dio cuenta de que tuvo que dialogar con la psiquiatría, y la psiquiatría ha aceptado la invitación", afirmó Angelelli. "Por fin está claro" que hay en la persona humana "una unidad psicológica y espiritual que ya no puede ser tratada de forma independiente", continuó. Por el contrario, "el tratamiento debe ser integral; el enfoque debe ser integral. Quizás la elección del Papa de unir dicasterios cuando creó el del Desarrollo Humano Integral nos diera esta orientación explícita".
Los objetivos específicos de la conferencia en Roma de este miércoles -en la que participaron expertos de toda Italia de campos como la psiquiatría infantil o la rehabilitación de prisioneros- pasaron en su mayor parte por impulsar la integración de las personas con enfermedades mentales y la superación de los estigmas que arrastran este tipo de males.
En este sentido, el sacerdote Angelelli lamentó que las familias con personas con problemas psiquiátricos se sientan "extremadamente solas" y no siempre disponen de redes fuertes de apoyo. Factores ambos que la Iglesia puede ayudar a paliar, dijo: siempre que entienda que la fe no tiene todas las respuestas.
"Este es un gran riesgo y un gran error", apuntó el cura, capellán en un hospital público. "Hay muchas instituciones laicas que ofrecen buenos programas de tratamiento. La cuestión es entender que nadie lo puede hacer solo, que nadie tiene el remedio o solución definitivos".
"Necesitamos un enfoque común", insistió Angelelli, y que nos demos cuenta de que "no hay ni rivalidad ni distancia desde el momento en el que haya respeto por los roles" tanto de la medicina como de la Iglesia.
Por su parte, el cardenal arzobispo de Agrigento en Sicilia, Francesco Montenegro, declaró que su asistencia a la conferencia en Roma se debía a su convicción de que "ciertos tipos de personas se están convirtiendo en una periferia" en el mundo actual. "En una sociedad que elige poner por delante a sus 'mejores' y dejar atrás a los demás, estos otros empiezan a ser una periferia, y precisamente por esta razón merecen atención", alertó el purpurado.
"El número de personas con problemas psiquiátricos va en aumento, y precisa la ayuda de todos", añadió Montenegro, explicando que el trabajo de la Iglesia ante la epidemia de las enfermedades mentales -que ya se ha extendido a las más de 300 millones de personas en el mundo que la OMS calcula sufre de depresión- es el de "no dejar que estas personas se sientan solas en una sociedad que con frecuencia las margina".
No hay comentarios:
Publicar un comentario