Los
enfermos mentales, tienen derecho a una atención pastoral
99. Los enfermos mentales tienen derecho a una asistencia
religiosa y atención pastoral que responda a sus necesidades espirituales, en
parte comunes a las de otros enfermos y en parte específicas. Jesús se
relacionó con ellos y la Iglesia, siguiendo su ejemplo, les ha prestado sus
cuidados a través de los siglos.
No hace mucho, los enfermos mentales eran ingresados y asistidos tan
sólo en los hospitales psiquiátricos, hoy lo son también en los hospitales
generales. Los agentes de pastoral han de prestarles especial atención y
prepararse debidamente para ello.
El
enfermo mental, un ser humano al que hay que acoger
100. El enfermo mental es con frecuencia un marginado social al no
tener trabajo y ser rechazado por la familia y la colectividad. Es también un
marginado cultural, ya que se siente y actúa de modo diferente. Pero en lo más
profundo de su ser desea comunicarse y relacionarse con los demás.
El agente de pastoral puede paliar esta marginación acogiéndole y
poniendo a su disposición las enormes riquezas de la comunión eclesial; abrirle
las puertas del templo y de los sacramentos, darle un sentido de pertenencia al
pueblo elegido de Dios, acogerle en el seno de la Comunión de los santos,
devolverle la dignidad como miembro, débil pero insustituible, del Cuerpo
Místico de Cristo y transmitirle toda la inmensa ternura de Dios.
bendecir,
101. El enfermo mental, por su distorsión perceptiva y su
debilidad emocional, se capta y percibe, con frecuencia, como raro, extraño,
diferente y maldito.
El agente de pastoral tiene la enorme responsabilidad de
anunciarle que también él está liberado de la marginación radical: la de la
relación con Dios, fuente de toda dicha y todo bien. Frente a las vivencias
descalificatorias de sí mismo y de los demás, el agente de pastoral ha de
comunicarle con toda nitidez que "está salvado", multiplicando los
gestos y señales de bendición.
aliviar
y curar,
102. El enfermo mental está sujeto a terribles sufrimientos, tanto
más dolorosos cuanto que en la mayoría de los casos son inefables, difícilmente
comunicables. Uno de sus grandes sufrimientos es el sentimiento de ser excluido
y apartado, de no poder ser comprendido y acogido .
El agente de pastoral necesita cualidades y capacitación para
"hacerse cargo" de este dolor emocional. Al ser un dolor que con
frecuencia permanece enterrado, sin expresión verbal ni corporal, el agente ha
de tener o adquirir los conocimientos mínimos indispensables para poderlo
captar e interpretar. En esta tarea concreta ha de colaborar y aprender de los
técnicos en psiquiatría.
orientar,
103. El enfermo mental es, con frecuencia, un
"desorientado" en el espacio y en el tiempo, de cara a los demás y en
relación consigo mismo .
Una buena asistencia pastoral ha de ayudar a
clarificar esta confusión: diferenciando los espacios de trabajo y los de
fiesta; introduciéndole en el ritmo del tiempo profano y litúrgico (calendario,
días festivos, tiempos fuertes del año litúrgico...); favoreciendo las señales
de identidad de él mismo y de los otros, de lo humano y de lo divino.
liberar,
104. El enfermo mental es, muchas veces, un ser
"dependiente" de una idea fija, una emoción intensa, una simbiosis
afectiva; de un pasado inaguantable o de un futuro amenazador; de cosas
concretas como el alcohol, la droga, los fetiches, etc.
El agente de pastoral ha de colaborar con los técnicos en arrancar
al paciente de esos círculos viciosos, malditos y mortales, que están en el
fondo de los ciclos históricos cerrados. Nuestra tradición cristiana posee
enormes recursos para narrar una historia más libre y abierta, más confiada y
esperanzadora, que se apoya en una historia concreta de salvación.
y
devolver la autonomía
105. El enfermo es, a veces, un "niño pequeño" con el
que no se cuenta y al que no se suele hacer caso.
El agente de pastoral, junto con los demás agentes de salud, no ha
de favorecer esta compasión infantilizadora, sino que debe respetar sus núcleos
de autonomía y ampliar los que están dañados y destruidos, ya que lo exige la
concepción de la dignidad humana y cristiana de la persona.
Para
ello el agente de pastoral necesita unas cualidades
106. Para desarrollar una tarea tan delicada el agente de pastoral
no necesita ser psicólogo, pero sí tener y cultivar cualidades como: saber
escuchar en profundidad al enfermo, capacidad de empatía, dominio de las
emociones personales, disponibilidad afectiva, conocimiento básico de la
psicopatología, autenticidad, discreción y humildad en su relación con el
enfermo y trabajo en equipo.
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Comisión Episcopal
de Pastoral, La asistencia religiosa en los hospitales. Orientaciones
pastorales, Edice, Madrid 1987
En el hospital psiquiátrico están bajo llave y si el enfermo no lo pide, cosa rara, no hay modo. Familiares y amigos pueden ir previo permiso un par de horas al día. También existe el peligro de no poder ir ni a la capilla porque deben salir y no los dejan. Entiendo que no los dejen porque quienes tienen personalidades autolíticas son capaces de dar el esquinazo a cualquiera.
ResponderEliminar¡Lo difícil es visitarles y acompañarles aunque sea para entretenerlos!