Texto de la Sagrada Escritura
“En esto se levantó un maestro de la ley y le preguntó para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?». Él le dijo: «¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué lees en ella?». Él respondió: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu fuerza y con toda tu mente. Y a tu prójimo como a ti mismo». Él le dijo: «Has respondido correctamente. Haz esto y tendrás la vida». Pero el maestro de la ley, queriendo justificarse, dijo a Jesús: «¿Y quién es mi prójimo?». Respondió Jesús diciendo: «Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo. Pero un samaritano que iba de viaje llegó adonde estaba él y, al verlo, se compadeció, y acercándose, le vendó las heridas echándoles aceite y vino, y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y le dijo: “Cuida de él, y lo que gastes de más yo te lo pagaré cuando vuelva” ¿Cuál de estos tres te parece que ha sido prójimo del que cayó en manos de los bandidos?». Él dijo: «El que practicó la misericordia con él». Jesús le dijo: «Anda y haz tú lo mismo»” (Lc 10, 25-37)
Reflexión
Poco a poco, la salud se ha convertido en un bien del que se toma consciencia cuando surge la ausencia de ella. Cuando irrumpe en la vida de las personas un momento de enfermedad es cuando se comienza a poner en valor su presencia y el bienestar que aporta. Precisamente, es en esta circunstancia cuando se anhelan momentos pasados y estamos deseosos de mejorar para volver a ser quienes éramos y hacer lo que hacíamos. Cuando las enfermedades son físicas se tiende a comprender mejor la enfermedad y se afronta con los medios de los que se dispone, pero ante un caso de Salud-Enfermedad Mental de importancia surge un desconcierto ante el desconocimiento que puede llevar a la derrota y la desesperanza, de quien la padece y de su entorno. Esa capacidad de toma de consciencia o reconocimiento de la pérdida de salud no es tan consciente, en cambio, sí se tiene la percepción de que algo está ocurriendo y surge igualmente el anhelo de tiempos pasados, pero en este caso acompañado de un sentimiento de incomprensión por del entorno e incluso de rechazo(estigma).
Poco a poco, la salud se ha convertido en un bien del que se toma consciencia cuando surge la ausencia de ella. Cuando irrumpe en la vida de las personas un momento de enfermedad es cuando se comienza a poner en valor su presencia y el bienestar que aporta. Precisamente, es en esta circunstancia cuando se anhelan momentos pasados y estamos deseosos de mejorar para volver a ser quienes éramos y hacer lo que hacíamos. Cuando las enfermedades son físicas se tiende a comprender mejor la enfermedad y se afronta con los medios de los que se dispone, pero ante un caso de Salud-Enfermedad Mental de importancia surge un desconcierto ante el desconocimiento que puede llevar a la derrota y la desesperanza, de quien la padece y de su entorno. Esa capacidad de toma de consciencia o reconocimiento de la pérdida de salud no es tan consciente, en cambio, sí se tiene la percepción de que algo está ocurriendo y surge igualmente el anhelo de tiempos pasados, pero en este caso acompañado de un sentimiento de incomprensión por del entorno e incluso de rechazo(estigma).
El sentido etimológico de la psiquiatría deriva del griego, medicina del alma. Para aproximarnos a conocer lo que ocurre en la mente del otro debemos conectar con sus emociones, sentimientos, pensamientos, visiones… y constituirnos en un instrumento de ayuda para que los otros puedan conocerse mejor, superar sus limitaciones, sanar sus heridas psicológicas y potenciar sus recursos internos, para que puedan construirse un sentido para su vida. En lo afectivo está lo efectivo.
Resulta fundamental crear espacios e escucha, acogida, comprensión y acompañamiento, para las personas con enfermedad mental y su entorno. Como afirma Mercedes Nasarre (Psiquiatra y Terapeuta Gestalt cristiana), muchas patologías son asuntos que tienen que ver con el amor y con los vínculos. La dificultad para sentir amor es la que nos puede enfermar. No olvidemos que somos en cuanto que amamos. El amor es apertura, es confianza, entrega, unión. Todas estas dificultades, en el crecimiento de la persona y en sus vínculos, por supuesto que generan circuitos anómalos en el cerebro. Nos hacemos en las relaciones con otros. Somos en las relaciones con otros, desde el inicio hasta el fin. Lo que pasa en los vínculos, y sobre todo en los íntimos y tempranos, es lo que marca nuestra vida. El término “enfermedad mental” no existe, lo que encontramos son personas que sufren una enfermedad mental.
A continuación, se dan unas pautas para poder abordar este acompañamiento pastoral:
A. La necesidad de las personas con enfermedad mental, teniendo en cuenta estas claves:
- La pastoral de la silla/banco y de la oreja. El reloj se para. Nosotros tenemos reloj, ellos tienen tiempo.
- La pastoral de la silla/banco y de la oreja. El reloj se para. Nosotros tenemos reloj, ellos tienen tiempo.
-Se necesita el contacto físico y visual, ser acogedor, llevar la alegría a estas personas, pero no de forma artificial, como con fuegos artificiales, sino de forma honesta y sincera. Es decir, ser portador de esperanza.
- La necesidad, de quien acompaña y ayuda a orar, de atreverse a saltar al vacío, y no escatimar silencios, y momentos de “atragantamiento”.
- Lo afectivo es lo efectivo. A veces se está en situación de delirio máximo pero no cortar, saber encaminar y guiar. Hacer ver que se le escucha, se le acoge, se la trata con cariño y simpatía. Ellos lo perciben y lo sienten así.
Se trata de crear un clima acogedor y positivo, que vivan un Jesús agradable, que acompaña, que acoge, y que no rechaza. Un Jesús que acepta a la persona en su totalidad, con sus claridades y con sus oscuridades.
- La necesidad, de quien acompaña y ayuda a orar, de atreverse a saltar al vacío, y no escatimar silencios, y momentos de “atragantamiento”.
- Lo afectivo es lo efectivo. A veces se está en situación de delirio máximo pero no cortar, saber encaminar y guiar. Hacer ver que se le escucha, se le acoge, se la trata con cariño y simpatía. Ellos lo perciben y lo sienten así.
Se trata de crear un clima acogedor y positivo, que vivan un Jesús agradable, que acompaña, que acoge, y que no rechaza. Un Jesús que acepta a la persona en su totalidad, con sus claridades y con sus oscuridades.
- La limitación está en nuestra mente y en nuestro corazón
- En el mundo de la salud-enfermedad mental, (sobre todo en casos más severos, especialmente esquizofrenia y estados depresivos), se vive con sufrimiento, y posibles cargas de culpa. Se debe crear un clima que promueva, que la persona con enfermedad mental, comparta su posible
sentimiento de culpa, fuente entre otras cosas de su sufrimiento. Por ello, es importante, trabajar este tema desde un grupo adecuado.
sentimiento de culpa, fuente entre otras cosas de su sufrimiento. Por ello, es importante, trabajar este tema desde un grupo adecuado.
B. La necesidad de rituales en la vida, de los SACRAMENTOS para ayudar a aceptar:
- Los sacramentos deben favorecer a la persona con salud-enfermedad mental aceptar la enfermedad o limitación. Por ello los sacramentos deben celebrarse con un ritual sencillo, y favorecedor de la participación.
- Los sacramentos deben favorecer a la persona con salud-enfermedad mental aceptar la enfermedad o limitación. Por ello los sacramentos deben celebrarse con un ritual sencillo, y favorecedor de la participación.
- Los sacramentos que se celebren con estas personas, deben partir de la vida de ellos, de lo que están viviendo.
- El agente de pastoral y el sacerdote pueden contribuir , con su proceso de acompañamiento de las personas que sufren la enfermedad mental. Entendiendo las limitaciones propias de sus patologías, para poder dirigir la celebración de los sacramentos de forma adecuada. Siempre teniendo en cuenta la paciencia, y la habilidad y no permitir caer en prejuicios.
- El agente de pastoral y el sacerdote pueden contribuir , con su proceso de acompañamiento de las personas que sufren la enfermedad mental. Entendiendo las limitaciones propias de sus patologías, para poder dirigir la celebración de los sacramentos de forma adecuada. Siempre teniendo en cuenta la paciencia, y la habilidad y no permitir caer en prejuicios.
Cuestionario
- ¿Soy capaz de ver las heridas de las personas con las que me encuentro en el camino?
- ¿Me compadezco ante el entorno?
- ¿Realizo un acercamiento como el que me encuentro o respondo como el levita o el sacerdote de la parábola?
- ¿Sé encontrar sufrimiento de las personas que tengo en mi “Buen Samaritano” ante las situaciones la medicina adecuada para curar
- ¿Cuáles son mis herramientas para cuidar de los otros?
-¿Qué hago para que mi comunidad parroquial se implique con las personas que sufren una enfermedad mental y sus familias? esas otras enfermedades?
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