¡Glorioso San Juan de Dios, caritativo protector de los enfermos y desvalidos! Mientras viviste en la tierra no hubo quien se apartase de ti desconsolado: el pobre halló amparo y refugio; los afligidos consuelo y alegría; confianza los desesperados y alivio en sus penas y dolores todos los enfermos. Si tan copiosos fueron los frutos de tu caridad estando aún en el mundo, ¿qué no podremos esperar de ti ahora que vives íntimamente unido a Dios en el cielo? Animado con este pensamiento, espero me alcances del Señor la gracia de ... si es para mayor gloria de Dios y bien de mi alma. Amén.
Señor, tú que infundiste en san Juan de Dios espíritu de misericordia, haz que nosotros, practicando las obras de caridad, merezcamos encontrarnos un día entre los elegidos de tu reino. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén
Señor, tú que infundiste en san Juan de Dios espíritu de misericordia, haz que nosotros, practicando las obras de caridad, merezcamos encontrarnos un día entre los elegidos de tu reino. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén
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