viernes, 5 de octubre de 2018

ENVÍO DE LA MISIÓN DIOCESANA, 17 DE NOVIEMBRE, LOS ENFERMOS MISIONEROS





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«EUNTES es una palabra latina(,,,) cuyo significado es «los que van». Una palabra, un lema que nos implica a todos (...) pero que en nuestro texto atañe especialmente a todos los cristianos.




El domingo 9 de septiembre, en Valvanera, nuestro obispo D. Carlos hacía público el lema de la Misión Diocesana: EUNTES. Es una de las últimas palabras de Jesús antes de ser elevado al cielo: «EUNTES in mundum universum praedicate evangelium omni creaturae», (Id a todo el mundo y proclamad el evangelio a toda criatura, Mc. 16, 15). Es el encargo de Jesús, la misión confiada a los apóstoles y, a través de ellos, a todos sus hermanos: ir, salir a anunciar el Evangelio; no dejar un rincón de nuestra tierra sin la Buena Noticia del amor que Dios Padre derrama sin medida sobre todos sus hijos.

EUNTES es una palabra latina, participio presente plural del verbo eo (ir), cuyo significado es «los que van». Una palabra, un lema que nos implica a todos -¿quién no anda cada instante el sendero de la vida?-, pero que en nuestro texto atañe especialmente a todos los cristianos. Y es que el EUNTES (los que vais), unido al mandato de Jesús, PRAEDICATE EVANGELIUM (anunciad el Evangelio), señala nuestra condición de caminantes heraldos, misioneros de Jesús resucitado.

EUNTES...PRAEDICATE forman una expresión, un solo cuerpo: anunciad los que vais, anunciad yendo. Que ser es ser testigos permanentes, vivir es anunciar, es ser reflejo de Cristo, del Señor resucitado que nos amó hasta dar la vida por nosotros. Anunciad los que vais, id anunciándolo, viviendo, ardiendo en Él. Arder no es consumirse; es ser pasto de amor y transformarse con Él en una llama, que convierta la tierra en un incendio de comunión fraterna. Sumergirse en sus aguas no es ahogarse; es apagar las ansias que, para ser feliz, necesita cubrir el ser humano.

Todos en marcha: EUNTES; todos anunciadores: PRAEDICATE EVANGELIUM; todos en comunión - eucaristía- a hacer de nuestra tierra una familia en Cristo; todos, miembros activos de su cuerpo; para dar vida al mundo, hacerlo hermano, cálido, justo, alegre, libre, auténtico. Con la espontaneidad con que la rosa abre su aroma, la naturalidad con que la madre ama a sus hijos, así el cristiano irradia a Jesucristo.

EUNTES...PRAEDICATE: anunciad yendo. Que el mundo no se para, y el anuncio es de ayer, de hoy, de mañana: el amor de Jesús abraza el tiempo. Que el amor crece siempre, raíz, rama que abraza las periferias últimas, el rincón más recóndito. No seremos testigos si no somos capaces de escuchar los latidos de cada corazón y hacerlos nuestros; si no somos capaces de atender a sus justas inquietudes, a sus hondos anhelos. Cada persona, cada tiempo requiere una atención, una palabra original, inédita. Nadie puede ser puente sin tenderse a abrazar las dos orillas, sin la humildad de ser hombros y espalda al servicio del prójimo.

EUNTES, sí: la vida avanza siempre. Si hemos de detenernos, no es sino para cobrar de nuevo fuerzas y seguir adelante; o para acompañar al que, agobiado, apenas si camina; para curar las llagas del herido o comprobar el rumbo. Que la vida eclesial, como la vida, es salida continua, movimiento. La semilla sembrada va haciendo su proceso; al principio, escondida, silenciosa; floreciendo después y dando fruto. Que no es el evangelio Buena Nueva de un día; es latido de amor que, hora tras hora, gana en eternidad, nos va salvando.

Jesús iba, salía a todas horas; hacía del camino su morada y de su paso encuentro. Él es la Buena Nueva que acompaña e invita a acompañar. Que hay muchas soledades, pesadumbres que precisan aliento. Su misión continúa, requiere corazones como el suyo, que liberen, abracen. Id: euntes... ¡EUNTES... PRAEDICATE - la humanidad espera - el EVANGELIO!







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