martes, 2 de octubre de 2018

8. VOLUNTARIADO Y PASTORAL DE LA SALUD







Tema 8. Vivir en equipo - comunidad

 



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En un equipo de Pastoral de la Salud, como en todo equipo de voluntarios de agentes de la acción caritativo-social de la Iglesia, se deben hacer presentes y visibles los rasgos dominantes de una comunidad cristiana. Los equipos de Pastoral de la Salud no sólo han de ser equipos-comunidad humana, se han de convertir en “pequeñas comunidades cristianas”.

Los rasgos más importantes de una comunidad cristiana, teniendo como ejemplo las primeras comunidades cristianas descritas por el libro sagrado Hecho de los Apóstoles 2, 42-47 y 4, 32-37, son éstas:

·      Una comunidad fraterna, sostenida y alimentada con reuniones y contactos frecuentes. De esta manera la Iglesia se edifica y crece.


·      Una comunidad asidua en escuchar las enseñanzas de los apóstoles.


·      Una comunidad que ora para dar gracias a Dios, para alabarle, para pedirle ayuda.

·      Una comunidad que celebra la Eucaristía.

·      Una comunidad que se fortalece en la reconciliación recíproca y en la comunión de bienes.

·      Una comunidad que sabe muy bien que el culto, la oración, la formación de la fe no son auténticas, completas, si prescinden de la atención, de la ayuda, de la solidaridad con los hermanos.

 

Si un equipo de Pastoral de la Salud vive con este estilo se habrá convertido en equipo que vive como comunidad, no sólo humana sino cristiana. Se convertirá en signo excelente para que se crea en la Iglesia, pues dirán de él lo que decían de los primeros cristianos: Mirad cómo se aman y cómo aman. Más, los miembros de un equipo así, tomarán conciencia de que la proclamación de la fe y la edificación de la comunidad cristiana exigen que el equipo se conecte y se integre en la comunidad diocesana, parroquial y, por medio de ellas, en la Iglesia Universal.

QUÉ HACER PARA CONSEGUIR LO EXPUESTO

·      No sólo con reuniones de los miembros del equipo se consigue una verdadera comunidad. Nacerá de una vida fraterna de intercambio y participación: apoyándose moral y espiritualmente; acogiéndose mutuamente.

·      Es necesario que cada miembro del equipo tome conciencia de que tenemos necesidad de los demás para ser nosotros mismos.

·      Se exige en cada uno de los miembros del equipo: disponibilidad, desprendimiento de sí, sencillez real, alma pobre. Esta vida-comunión-comunidad cristiana del equipo, no puede mantenerse si sus miembros no se forman en su fe y en las materias necesarias para cumplir bien su trabajo pastoral caritativo.

·      Cada miembro del equipo ha de querer sinceramente plasmar en su vida los rasgos de Cristo, su manera de ser, de pensar, de sentir, de actuar. Así, las personas que no conocen a Cristo le descubrirán en ellos como equipo y como individuos, y la Iglesia crecerá.

·      El equipo sentirá necesidad de orar con frecuencia, bien sea individualmente, bien comunitariamente.

·      Un equipo que vive de verdad este conjunto de relaciones consigo mismo, con los otros y con Dios, y cuyos miembros tienen experiencia de la armonía y de la común unión, sentirán deseos de expresar su unión celebrando la Eucaristía.

·      Pero, para saber si verdaderamente el equipo se ha convertido en comunidad cristiana, es necesario que experimente que cada día se abren más a los demás, aman más, son más solidarios. En el caso de un equipo de Pastoral de la Salud, que cada día atienden mejor a los enfermos, los familiares; se esfuerzan por conocer mejor el mundo de la salud y la enfermedad: sus problemas, sus necesidades, sus injusticias... Luchando por conseguir que los valores del Reino se hagan presentes; que se preocupan por los enfermos más desasistidos, abandonados; que se preparan formándose en el conocimiento de la fe y en cuantas materias necesarias para cumplir responsablemente su quehacer pastoral y caritativo-social.

·      Conviene que el equipo se tome el pulso para saber la intensidad de vida y de vida comunitaria. Podríamos hacernos con sencillez algunas preguntas: ¿Estoy contento en el equipo? ¿Se viene de buena gana a las reuniones? ¿Se sabe compartir en él, se escucha? ¿Me atrevo a ser yo mismo, a comunicar el fondo de mi pensamiento a los otros o prefiero quedarme en generalidades? ¿Me siento acogido? ¿Sé acoger a los otros? ¿El grupo me va abriendo el apetito y la necesidad de orar, de escuchar la Palabra de Dios, de formarme en mi fe o en las materias necesarias para cumplir mi misión pastoral, de entregarme más a los que sufren, a los enfermos, a transformar el mundo de la salud y de la enfermedad?

·      Escribía el Padre Loew: “El equipo se convierte en instrumento de la evangelización del mundo. La fe, que ha de ser comunicada a los demás, pasa por el amor vivido en el seno del equipo... El equipo es el amor de Dios que pasa por nosotros uniéndonos y haciéndonos amar a nuestros hermanos”. Juan Jaures ha dicho: “No se enseña lo que uno quiere. No se enseña lo que uno sabe. Se enseña lo que uno es”.

TEXTO BÍBLICO

 

Hechos 4, 32-37.

 

 

CUESTIONARIO

 

¿Cuáles son los rasgos más sobresalientes de una auténtica comunidad cristiana? ¿Crees que un equipo de Pastoral de la Salud debe convertirse en equipo-comunidad cristiana? ¿Por qué? ¿Qué hacer para conseguirlo? ¿Qué fallos encontramos en nuestro equipo de Pastoral de la Salud? ¿Qué te sugiere el texto bíblico?.

 

COMPROMISO

 

ORACIÓN COMUNITARIA

 

Señor, te damos gracias

por habernos llamado a ser miembros

de un equipo de Pastoral de la Salud.

Haz, Señor, que seamos un equipo

que vive como una pequeña comunidad cristiana.

Que conozcamos a los enfermos

como Tú les conoces y les amemos como Tú les amas.

Que les digamos lo que tú les dirías

y que nuestra presencia les haga experimentar la tuya.

Haz, Señor, que luchemos por transformar

el mundo de la salud y de la enfermedad,

de tal manera que el Reino de Dios

cada día se goce más palpablemente.

Amén.

 

BIBLIOGRAFÍA

 

·      La Pastoral de la Salud en la Parroquia, Depto. de PS.,  págs. 139-146.

 




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