jueves, 24 de septiembre de 2015

4. LA VISITA A LOS ENFERMOS


SECRETARIADO DIOCESANO DE PASTORAL DE LA SALUD

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4. LA VISITA A LOS ENFERMOS

“… estaba enfermo y me visitasteis” (Mt 25,36)

“Me produce una rabia y sensación de malestar la contemplación de escenas desagradables para el enfermo cuando un visitante, en lugar de aliviar con su presencia, molesta, reprocha, habla por los codos, hace caso omiso de la situación concreta en que el enfermo se encuentra… y, lleno de buena voluntad, su presencia se convierte en un virus que eleva la temperatura interior de la lucha contra el mal”

J.C. BERMEJO, La visita al enfermo. PPC.

Cuando nos enfrentamos a las situaciones más difíciles, y en muchas ocasiones cuando nos acercamos ante un enfermo, el impulso natural nos lleva de manera automática a intentar “hacer algo”. Movernos, hablar, consolar, ayudar… y no nos damos cuenta que más que unas determinadas acciones, a veces la simple presencia o acompañamiento silencioso es lo que transmite de manera íntima el mayor sosiego y tranquilidad. En muchas visitas a personas enfermas las palabras que utilizamos para consolar (lo que hacemos9 importan menos que la habilidad para conectar plenamente con él en el momento presente (lo que somos).

 

Por todo ello, es necesaria una preparación y adquirir unas habilidades para que nuestra visita sea de consuelo y esperanza más que una carga para el propio enfermo y para su familia.


Es evidente que no es lo mismo ir por primera vez a visitar a un enfermo que hacerlo habitualmente, por eso es necesario distinguir bien los distintos momentos y las distintas circunstancias personales y familiares. Es conveniente preparar antes la visita en y con el grupo de Pastoral de la Salud y no ir de francotiradores.

I.                    ANTES DE VISITAR A UN ENFERMO

 

-          ORACIÓN. Siempre pedir ayuda a Dios para realizar la visita en su nombre. Es sumamente importante hablar a Dios del enfermo. Comentar con el Señor lo que vamos a hacer y las dificultades que nos encontramos.

-          PREPARACIÓN. Conectar y contra con la familia, con algún conocido o con quien le cuida, en definitiva ellos son los responsables y quizás también necesiten nuestro consuelo. Preparar antes las visitas en el equipo de Pastoral de la Salud o de voluntarios. Debemos ser conscientes de que nuestras visitas bien preparadas pueden ayudarle notablemente, que es lo que busca todo visitador.

-          INFORMACIÓN. Hay que pensar y estudiar cómo llegar mejor al enfermo. ¿Qué se acerca de él? ¿Cuál es su enfermedad? ¡Cómo le condiciona su vida actual? ¿Cómo se encuentra su familia? ¡Es creyente, y si lo es, cómo vive su fe?

-          CONCIENCIACIÓN. Concienciarse para evitar en todo momento mostrase superior o excesivamente paternalista, cualquier tipo de curiosidad, etc. Nuestra visita no debe causarle molestias, cansancio, tensiones. El enfermo tiene una sensibilidad especial para captar quien se acerca a él por compasión social, “por cumplir”; quién se acerca como haciéndole un favor, “por compasión”; quién lo hace con sentimiento de superioridad, “él está sano”, y quien le visita con entera disponibilidad y con afán de compartir.

 

II.                  EN LAS VISITAS

 

A.      EN LA PRIMERA VISITA

-          PRESENTARNOS, es decir quién somos y que vamos  en nombre de la Parroquia…

-          EXPLICAR en pocas palabras, el porqué de la visita, el cómo nos hemos enterado de que está enfermo.

-          PREGUNTAR cómo se encuentra sin más, con delicadeza y cariño. No es necesario y, a veces ni conveniente, preguntar qué le pasa. Ya te irás enterando por otro camino. No es ese el motivo de la visita.

-          DISPONIBILIDAD. Ofrecerte a ayudarle en lo que necesite, acompañarle algún rato y anunciarle que volverás a visitarlo. También el enfermo se le debe dar ocasión para que hable de su enfermedad, de sus dolores, de sus preocupaciones y temores. Hay que mostrar interés, sincera y delicadamente, por su situación y sus problemas. Hay que saber aceptar lo que él dice sin discutírselo, pero también sin reforzarle en lo que nos parece que exagera por más o por menos. La visita no es para que nosotros vayamos a hablar y obligar al enfermo a escuchar. La visita es fundamentalmente para que el enfermo tenga ocasión de hablar y encuentre oyentes acogedores.

-          ATENCIÓN A LA COMUNICACIÓN NO VERBAL. Tratar de aceptar ya preciar la situación del enfermo tanto personal, como familiar. (Querido, bien o mal atendido, etc.)

-          EQUILIBRIO. Procurar que la visita no sea larga o pesada. No le debe cansar ni molestar. Más bien que sea corta, que sepa a poco, que le agrade.

 

B.      EN LAS VISITAS POSTERIORES

-          LA RELACIÓN DE AYUDA. Ser el amigo fiel que le da conversación si la necesita. Que guarda silencio cuando hay que guardarlo si esto ayuda al enfermo. Que escucha pacientemente si el enfermo se desahoga. Sin cortarle aunque repita muchas veces lo mismo. Tiene que verse sin esfuerzo nuestros deseos de ayudarle, de acompañarle. Saber infundirle ánimos y ganas de vivir. No aumentar su dependencia. Si el enfermo puede moverse, intervenir lo menos posible, dejarle hacer lo que pueda; hacerle sentirse útil, únicamente ayudarle si fuera casi imprescindible.

-          RESPETO. No tratar como niños a personas que no lo son. Evitar las palabras vacías, frases hechas, consejos fáciles. Desterrar la falsa compasión y la superprotección. No andar con engaños respecto al diagnóstico de su enfermedad pero tampoco decir más de lo que él sabe. 8En esta materia deben ser los profesionales y, o, la familia quienes digan y comuniquen). No hay que decirle mentiras acerca de su estado y situación. No se trata de decirle “toda” la verdad, pero nunca engañar. No juzgar o moralizar sobre la vida del enfermo o sobre aquello que él les comunicó en visitas anteriores o nos hemos enterado por otros medios. Respetar sus creencias, huir de todo proselitismo y de toda forma de coacción.

-          PRUDENTE. Acortar o alargar la visita según se vea conveniente. No ser esclavo del reloj y tener muy en cuenta todas las circunstancias que rodean al enfermo y a su familia.

-          DISCRETO. Discreción absoluta de lo que se ve y de lo que te cuentan. Solamente tratar las cosa en el equipo de Pastoral de la Salud. Si no fuera así, no servirá de nada nuestra labor y estaríamos cayendo en la más grande de las vilezas.

-          HUMANIZADOR. Crear un clima humano, cercano, de amistad e interés; no sólo de cumplimiento. Ser conscientes de nuestra misión  no consiste en resolver los problemas de los enfermos, sino en transformarse en compañero de viaje de quienes sufren.

-           

III.                ASPECTOS A TENER EN CUENTA

-          LA FAMILIA. Es la que más cerca vive los problemas del enfermo y más directamente afecta la enfermedad en lo emocional, económico, laboral, relacional, etc. El papel de la familia es insustituible y en muchas ocasiones difícil de suplir. La enfermedad puede desestabilizar a la familia o ayudarla a madurar, puede destrozarla o unirla más, alejarla de Dios o hacerla más religiosa. El agente de Pastoral de la Salud debe ser consciente de esa realidad y ser comprensivo, él está der paso y la familia sigue las restantes horas. No debe juzgar ligeramente, al contrario, debe alentar, ilusionar, valorar y ayudarla en lo que pueda. Debe ser sensible con el dolor, compartirlo y ofrecer ayuda y consuelo.

-          LA FE. (LA CREENCIOA O INCREENCIA). Siempre hay que tener un respeto profundo a las creencias religiosas del enfermo y de sus familiares. Para situarnos mejor en nuestra visita como agentes de Pastoral de la Salud hay que tener en cuenta que la actitud del enfermo ante lo religioso puede ser:

·        Creyente – practicante. Si su vivencia cristiana es y ha sido profunda, será para el agende te pastoral muy enriquecedor.

·        Creyente – indiferente. La vivencia de la fe en Jesús y en el Evangelio ha sido pobre y superficial. En este caso hay que ser delicados y respetuosos y no tener prisa. Hacernos compañeros de camino del que sufre y dar testimonio de nuestra fe manifestado en la entrega y oración.

·        No creyente. Su fe ha sido y sigue siendo nula. El Agente de Pastoral de la Salud deberá quedarse en el plano humano, de amistad, de servicio, de solidaridad, de ayuda fraterna y testimonio. Poner al enfermo en manos de Dios y dejar que él haga el resto. El motivo de la visita no puede ser sólo “por amor de Dios2. Hay que visitarle por amor al prójimo “con el amor de Dios”.

 

-          LA PSICOLOGÍA. Hay un arte de relacionarse con las personas (enfermas).

. Saber. (Formación) CABEZA

. Saber hacer. ( habilidades, destrezas). PIES Y MANOS

. Saber ser. (actitudes, disposiciones interiores) CORAZÓN.


Hay que crear un clima humano de confianza y, a partir de ahí, será mucho más fácil todo. Tener en cuenta que el 75% de lo que trasmitimos es por lenguaje no verbal. Lo hacemos a través de gestos, tonos de voz, actitudes, modos, etc.

Por ello:

-          Nuestro tono de voz ha de ser audible y suave.

-          Nuestra postura será relajada, pero atenta.

-          Expresiones faciales congruentes con lo que estamos escuchando o diciendo (asintiendo con la cabeza, el uso frecuente de la sonrisa, etc). Gestos suaves que subrayen el contenido de nuestro mensaje.

 

 

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