lunes, 9 de noviembre de 2015

Tema 5.- Visitar como María.

Tema 5.- Visitar como María.

El Señor quiere que visitemos a los enfermos. Más, nuestra salvación final, depende de que lo hagamos o no. “Venid benditos de mi Padre...porque estuve enfermo y me visitasteis”
Una de las tareas importantes del agente de pastoral es visitar a los enfermos.
Las visitas de los agentes de pastoral a los enfermos, tienen como objetivo ayudarles en todas sus necesidades y tratar de que su presencia sea signo del Dios amor misericordioso, cercano, liberador; de Cristo Buen Samaritano, salud de los enfermos; de la Iglesia, Madre compasiva, pues es su fe en Cristo y en el Dios revelado por El, quienes les empujan a atender a los enfermos, sin olvidar que son enviados por la Iglesia, por la parroquia.
Ser presencia del Dios amor, de Cristo Buen Samaritano, de la Iglesia Madre compasiva, exige mucho. No basta buena voluntad. Son necesarias cualidades básicas humanas e espirituales. Pensemos el visitador quiere establecer una relación con el enfermo para ayudarle en todas las necesidades de su vida: físicas, económicas, sanitarias, sociales, espirituales, religiosas etc., pero promocionándole, es decir: le visitamos para ayudarle a descubrir sus problemas y necesidades y para estimularle y capacitarle para que él  asuma su propia responsabilidad , sabiendo que nosotros le acompañaremos.
Es esencial que el agente de pastoral visitador de enfermos tenga una formación humana - básica y esté formado en su fe cristiana y la viva. Es necesario que sea misericordioso, respetuoso, tolerante, acogedor, discreto, amable, justo. ¿¿Cómo va ser presencia de Dios misericordioso el intolerante, por ejemplo? .
Pero vamos a hablar de unas actitudes fundamentales para que el visitador de enfermos establezca una relación sana, confiada y amigable. Si esta relación no se establece nuestras visitas pueden ser inútiles e incluso perjudiciales para el fin que nos proponemos.
 
1.- Compresión empática.
 
Para que le diálogo con el enfermo sea auténtico, es necesario que este transmita comprensión. No basta, con que creamos que hemos comprendido a la otra persona. Hay que hacerle ver que la hemos comprendido. Para ello es necesario ponerse en su situación existencial. Es ver con los ojos del otro, escuchar con sus oídos, sentir con su corazón.
 
2.- Consideración positiva.
 
Esto quiere decir que debemos aceptar sin condiciones la persona del enfermo. Acoger todo su presente, su pasado y su futuro, sin reservas y sin juicios de valor. No se trata de calor afectivo como simple sentimentalismo, sino bondad e interés por la persona más allá de sus errores pasados o presentes. Supone fiarse del otro y que el agente de pastoral descubra al enfermo como valioso, que capte sus potencialidades y deposite en él  una fe incondicional. Cuando el enfermo ve esta actitud se siente en una atmósfera de seguridad, aprende a ser el mismo sin disimulos ni disfraces.
 
3.- Autenticidad
 
Consiste en la coherencia entre lo que la persona siente y vive y  lo que expresa. Esto es muy difícil. Comunicar los propios sentimientos a los otros encuentra numerosas resistencias. Naturalmente que la autenticidad no significa que haya que comunicar todos los sentimientos al enfermo; para ello es necesario un sano y equilibrado discernimiento.
 
4.- Actitud de escucha
 
Todos necesitamos ser escuchados, pero especialmente los enfermos. La escucha exige esfuerzo, atención, paciencia y tiempo.
Se escucha con toda la persona: con la mirada captando expresiones, reacciones, y preocupaciones. Con el oído sabiendo discernir, por el tono de la voz la intensidad de sus sentimientos. Observar sus gestos, la postura de su cuerpo, el ambiente que le rodea etc. Pensar que también a nosotros se nos está observando y nos estamos expresando con todo nuestro cuerpo.
Para escuchar es necesario poner al otro y no así mismo, en el centro del diálogo. El enfermo debe ser el protagonista.
Hemos de tratar de ponernos en sintonía con el enfermo, para percibir sus emociones, su religiosidad o no, sus experiencias, sus necesidades físicas, psíquicas, sociales, económicas, religiosas, sanitarias, familiares etc.
El enfermo, a través de su comunicación nos van trasmitiendo muchos mensajes, como por ejemplo: que la familia no le quiere; que tiene dudas o interrogantes éticos o religiosos; que no tiene recursos; que alguien debiera acompañarle al médico etc.
 
Algunas orientaciones para visitar a los enfermos.
 
1.)    Buscar las horas más apropiadas para el enfermo y la familia.
2.)    Actuar con naturalidad, con sencillez.
3.)    No imponerle al enfermo el tema de conversación.
4.)    Ayudar al enfermo, a que en lo posible, siga viviendo y responsabilizándose de su situación, de sus problemas y de los de su familia. Que viva todos los acontecimientos sociales, familiares etc. en cuanto sea posible. Que si es cristiano siga la vida de la parroquia y participe.
5.)    No mentir. Siempre animar y dar esperanza pero nunca engañar.
6.)    Ser muy discreto con lo que se habla con el enfermo o su familia. Sólo comentarlo con aquellas personas que veamos necesario.
7.)    Nos debemos preparar a la visita con la oración y revisar nuestras visitas y sacar conclusiones, compromisos o exigencias.
 
 
Visitar como Maria.
 
-          María antes de visitar a su prima Isabel es visitada por Dios a través del ángel Gabriel. María se llena de Dios, se hace Madre de Dios y se entera de que su prima Isabel va a ser madre y necesita ayuda. El visitador de enfermos antes de acudir a una visita debe dejarse visitar por Dios, debe escuchar a Dios, debe llenarse de Dios.
-          María visita a su prima Isabel, portando en sus entrañas al Hijo de Dios. El agente de pastoral visita a los enfermos motivado por su fe en Cristo y para llevar la Buena Noticia de que Dios es amor, misericordia, ternura, salud, Dios con nosotros. El visitador de enfermos debe sentir que Jesús le acompaña.
-          María al visitar a su prima Isabel descubre, quizás ya lo sabe, que antes de llegar ella, Dios por su Espíritu, ya está actuando en su prima. El visitador de enfermos debe saber y experimentar que el Resucitado nos precede y que para cuando nosotros llegamos ya está actuando en el enfermo.
-          María visita a su prima “enviada” por su Hijo. Los agentes de pastoral son enviados a los enfermos por  la Iglesia, Cuerpo Místico de Cristo. En el visitador de enfermos es Cristo quien visita, escucha, acompaña, ama y ayuda al enfermo. ¡Qué responsabilidad!
-          La presencia de María llena de alegría, gozo y del Espíritu Santo a Isabel y al niño que va a nacer. Si nuestras visitas no producen paz, alegría, apertura a los demás, esperanza en los enfermos y sus familiares, será porque el Espíritu Santo que fecundo las entrañas de María, no nos acompaña.
-          La visita de María a Isabel ayuda a que ésta tome conciencia de su situación y María de la suya. Ambas terminan el encuentro alabando a Dios. Nuestras visitas a los enfermos deben servir para que tome conciencia de su situación en todas las dimensiones y nosotros de la nuestra y actuemos en consecuencia.
-          La salvación de Jesús llega a Isabel y a Juan por medio de María. Visitar a los enfermos como María es ser instrumentos de la salvación, de la salud de Jesús.
-          Visitar a los enfermos como María es ser para ellos modelo de fidelidad a Dios,  señal de que Dios acompaña en la prueba
 
Lectura bíblica. S. Lucas 1, 26-46
 
Cuestionario. ¿Qué actitudes ves fundamentales en el visitador de enfermos? ¿Cómo debemos escuchar? Visitar a los enfermos como visitaba María, ¿Qué supone? ¿En qué debemos convertirnos en este aspecto?
 
Oración comunitaria para antes de la visita al enfermo.
Señor Jesús, durante tu vida terrenal encarnaste la ternura de Dios entre los hombres. Ahora que eres invisible, nos corresponde a nosotros, tus discípulos, hacer visible tu rostro luminoso. A la hora de visitar a los enfermos, te dirijo esta oración: Habítame, Señor Jesús, hazme transparente a tu presencia y enséñame a ser la sonrisa de tu bondad , porque, en el fondo, es a ti al que quieren encontrar a través de mí. Inspírame constantemente la actitud que tengo que tomar, las palabras que tengo que decir y los silencios que tengo que guardar. Entonces seré para ellos un camino que les conduce hacia ti. Amén.

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