Tema 5.- Visitar como María.
El
Señor quiere que visitemos a los enfermos. Más, nuestra salvación final,
depende de que lo hagamos o no. “Venid benditos de mi Padre...porque estuve
enfermo y me visitasteis”
Una
de las tareas importantes del agente de pastoral es visitar a los enfermos.
Las
visitas de los agentes de pastoral a los enfermos, tienen como objetivo
ayudarles en todas sus necesidades y tratar de que su presencia sea signo del
Dios amor misericordioso, cercano, liberador; de Cristo Buen Samaritano, salud
de los enfermos; de la Iglesia, Madre compasiva, pues es su fe en Cristo y en
el Dios revelado por El, quienes les empujan a atender a los enfermos, sin
olvidar que son enviados por la Iglesia, por la parroquia.
Ser
presencia del Dios amor, de Cristo Buen Samaritano, de la Iglesia Madre
compasiva, exige mucho. No basta buena voluntad. Son necesarias cualidades
básicas humanas e espirituales. Pensemos el visitador quiere establecer una
relación con el enfermo para ayudarle en todas las necesidades de su vida:
físicas, económicas, sanitarias, sociales, espirituales, religiosas etc., pero
promocionándole, es decir: le visitamos para ayudarle a descubrir sus problemas
y necesidades y para estimularle y capacitarle para que él asuma su propia responsabilidad , sabiendo
que nosotros le acompañaremos.
Es
esencial que el agente de pastoral visitador de enfermos tenga una formación
humana - básica y esté formado en su fe cristiana y la viva. Es necesario que
sea misericordioso, respetuoso, tolerante, acogedor, discreto, amable, justo.
¿¿Cómo va ser presencia de Dios misericordioso el intolerante, por ejemplo? .
Pero
vamos a hablar de unas actitudes fundamentales para que el visitador de
enfermos establezca una relación sana, confiada y amigable. Si esta relación no
se establece nuestras visitas pueden ser inútiles e incluso perjudiciales para
el fin que nos proponemos.
1.-
Compresión empática.
Para
que le diálogo con el enfermo sea auténtico, es necesario que este transmita
comprensión. No basta, con que creamos que hemos comprendido a la otra persona.
Hay que hacerle ver que la hemos comprendido. Para ello es necesario ponerse en
su situación existencial. Es ver con los ojos del otro, escuchar con sus oídos,
sentir con su corazón.
2.-
Consideración positiva.
Esto
quiere decir que debemos aceptar sin condiciones la persona del enfermo. Acoger
todo su presente, su pasado y su futuro, sin reservas y sin juicios de valor.
No se trata de calor afectivo como simple sentimentalismo, sino bondad e
interés por la persona más allá de sus errores pasados o presentes. Supone
fiarse del otro y que el agente de pastoral descubra al enfermo como valioso,
que capte sus potencialidades y deposite en él
una fe incondicional. Cuando el enfermo ve esta actitud se siente en una
atmósfera de seguridad, aprende a ser el mismo sin disimulos ni disfraces.
3.-
Autenticidad
Consiste
en la coherencia entre lo que la persona siente y vive y lo que expresa. Esto es muy difícil.
Comunicar los propios sentimientos a los otros encuentra numerosas
resistencias. Naturalmente que la autenticidad no significa que haya que
comunicar todos los sentimientos al enfermo; para ello es necesario un sano y
equilibrado discernimiento.
4.-
Actitud de escucha
Todos
necesitamos ser escuchados, pero especialmente los enfermos. La escucha exige
esfuerzo, atención, paciencia y tiempo.
Se
escucha con toda la persona: con la mirada captando expresiones, reacciones, y
preocupaciones. Con el oído sabiendo discernir, por el tono de la voz la
intensidad de sus sentimientos. Observar sus gestos, la postura de su cuerpo,
el ambiente que le rodea etc. Pensar que también a nosotros se nos está
observando y nos estamos expresando con todo nuestro cuerpo.
Para
escuchar es necesario poner al otro y no así mismo, en el centro del diálogo.
El enfermo debe ser el protagonista.
Hemos
de tratar de ponernos en sintonía con el enfermo, para percibir sus emociones,
su religiosidad o no, sus experiencias, sus necesidades físicas, psíquicas,
sociales, económicas, religiosas, sanitarias, familiares etc.
El
enfermo, a través de su comunicación nos van trasmitiendo muchos mensajes, como
por ejemplo: que la familia no le quiere; que tiene dudas o interrogantes
éticos o religiosos; que no tiene recursos; que alguien debiera acompañarle al
médico etc.
Algunas
orientaciones para visitar a los enfermos.
1.) Buscar las horas más apropiadas para el enfermo y la
familia.
2.) Actuar con naturalidad, con sencillez.
3.) No imponerle al enfermo el tema de conversación.
4.) Ayudar al enfermo, a que en lo posible, siga viviendo
y responsabilizándose de su situación, de sus problemas y de los de su familia.
Que viva todos los acontecimientos sociales, familiares etc. en cuanto sea
posible. Que si es cristiano siga la vida de la parroquia y participe.
5.) No mentir. Siempre animar y dar esperanza pero nunca
engañar.
6.) Ser muy discreto con lo que se habla con el enfermo o
su familia. Sólo comentarlo con aquellas personas que veamos necesario.
7.) Nos debemos preparar a la visita con la oración y
revisar nuestras visitas y sacar conclusiones, compromisos o exigencias.
Visitar
como Maria.
-
María antes de
visitar a su prima Isabel es visitada por Dios a través del ángel Gabriel. María
se llena de Dios, se hace Madre de Dios y se entera de que su prima Isabel va a
ser madre y necesita ayuda. El visitador de enfermos antes de acudir a una
visita debe dejarse visitar por Dios, debe escuchar a Dios, debe llenarse de
Dios.
-
María visita a su
prima Isabel, portando en sus entrañas al Hijo de Dios. El agente de pastoral
visita a los enfermos motivado por su fe en Cristo y para llevar la Buena
Noticia de que Dios es amor, misericordia, ternura, salud, Dios con nosotros.
El visitador de enfermos debe sentir que Jesús le acompaña.
-
María al visitar
a su prima Isabel descubre, quizás ya lo sabe, que antes de llegar ella, Dios
por su Espíritu, ya está actuando en su prima. El visitador de enfermos debe
saber y experimentar que el Resucitado nos precede y que para cuando nosotros
llegamos ya está actuando en el enfermo.
-
María visita a su
prima “enviada” por su Hijo. Los agentes de pastoral son enviados a los
enfermos por la Iglesia, Cuerpo Místico
de Cristo. En el visitador de enfermos es Cristo quien visita, escucha, acompaña,
ama y ayuda al enfermo. ¡Qué responsabilidad!
-
La presencia de
María llena de alegría, gozo y del Espíritu Santo a Isabel y al niño que va a
nacer. Si nuestras visitas no producen paz, alegría, apertura a los demás,
esperanza en los enfermos y sus familiares, será porque el Espíritu Santo que
fecundo las entrañas de María, no nos acompaña.
-
La visita de María
a Isabel ayuda a que ésta tome conciencia de su situación y María de la suya.
Ambas terminan el encuentro alabando a Dios. Nuestras visitas a los enfermos
deben servir para que tome conciencia de su situación en todas las dimensiones
y nosotros de la nuestra y actuemos en consecuencia.
-
La salvación de
Jesús llega a Isabel y a Juan por medio de María. Visitar a los enfermos como
María es ser instrumentos de la salvación, de la salud de Jesús.
-
Visitar a los
enfermos como María es ser para ellos modelo de fidelidad a Dios, señal de que Dios acompaña en la prueba
Lectura bíblica. S. Lucas 1, 26-46
Cuestionario.
¿Qué actitudes ves fundamentales en el visitador de enfermos? ¿Cómo debemos
escuchar? Visitar a los enfermos como visitaba María, ¿Qué supone? ¿En qué debemos
convertirnos en este aspecto?
Oración comunitaria para antes de la visita al
enfermo.
Señor Jesús, durante tu vida terrenal encarnaste la
ternura de Dios entre los hombres. Ahora que eres invisible, nos corresponde a
nosotros, tus discípulos, hacer visible tu rostro luminoso. A la hora de
visitar a los enfermos, te dirijo esta oración: Habítame, Señor Jesús, hazme
transparente a tu presencia y enséñame a ser la sonrisa de tu bondad , porque,
en el fondo, es a ti al que quieren encontrar a través de mí. Inspírame
constantemente la actitud que tengo que tomar, las palabras que tengo que decir
y los silencios que tengo que guardar. Entonces seré para ellos un camino que
les conduce hacia ti. Amén.
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