Tema 6.- Esperar como María. Valor saludable de la
esperanza.
La esperanza es algo constitutivo del ser humano. No
puede vivir sin esperanza, dejaría de ser hombre. “El hombre no solo tiene
esperanza sino que vive en la medida en que está abierto a la esperanza y es
movido por ello”. H. Mottu. La falta de esperanza hace que la persona se vea
vacía, sin el estímulo para crecer y el desaliento se apodera del individuo.
Sin esperanza difícilmente se puede luchar contra el sufrimiento y las
situaciones adversas de la vida. Sin esperanza es difícil encontrar la actitud
sana que de sentido a los conflictos y sufrimientos del vivir diario.
Nuestra sociedad esta necesitada de esperanza.
Nuestra sociedad había puesto demasiadas esperanzas en
ciertas realidades o filosofías. Se pensaba que el progreso traería la justicia
plena, la seguridad, la igualdad y la paz; pero el mundo sigue plagado de
crueldades, injusticias e inseguridad. Muchos hombres y colectivos de hoy viven
sumidos en la desesperanza. No ven futuro y meta mejor para este mundo.
Algunos rasgos del
hombre desesperanzado.
-
Pesimista y
pasivo. Como nada espera del futuro a vivir al día.
-
Hedonista. Cuando
hay poco que esperar, lo que interesa es organizarse la vida de la forma más
placentera posible: aprovecharse, disfrutar, sacarle juego.
-
Individualista e
insolidario. Cuando no tiene esperanza en un futuro mejor para todos, cada uno
busca resolver sus problemas. Se va extiendo secretamente una consigna:
“Sálvese quien pueda”.
-
Un hombre
descafeinado. Vaciado de verdadero contenido humano. Un hombre interesado por muchas
cosas, pero solo de manera superficial. Un hombre trivial y ligero, cargado de
tópicos, con poca consistencia interna, que camina por la vida sin criterios básicos de conducta.
La esperanza del cristiano es Cristo.
Nuestra esperanza es Cristo. Se funda en un hecho: su
resurrección. La resurrección de Cristo abre para la humanidad un futuro de
vida plena. Si Cristo ha vencido a la muerte, la muerte no tiene la última
palabra. El hambre, las guerras, los genocidios no constituyen lo último de la
historia. El sida, la metralleta no
termina con el hombre. Quien triunfará definitivamente no es la injusticia, el hambre, el sida, el cáncer, la
violencia, el egoismo. No: sino la justicia, el amor, etc.
De la resurrección de Cristo nace, antes de nada, una
esperanza: esperanza de vida plena, esperanza de perdón. En su muerte Cristo
nos reconcilia con Dios: Esperanza plena, justicia definitiva, paz y felicidad,
salud y salvación.
Pero los cristianos debemos preguntarnos que
exigencias concretas tiene hoy nuestro creer en Cristo resucitado. Si esperamos
de El la justicia plena, la vida plena, la felicidad y sabemos que eso solo se
dará en plenitud en el más allá, al final de la historia, mientras caminamos
hacia la plenitud, debemos luchar por un mundo mejor en el que cada día
resplandezca más la justicia, la igualdad, la libertad, la salud, la dignidad
del hombre... Todo se puede mejorar y transformar, orientándolo hacia ese
futuro prometido en la resurrección.
El Dios del Antiguo Testamento es “El Dios de la
promesa”, que impulsa al pueblo de Israel hacia un futuro nuevo, una tierra
nueva. María creía en este Dios y esperaba y luchó por ese cielo nuevo y tierra
nueva. Hay está el Magnificat para confirmarlo.
Valor saludable de la esperanza.
La esperanza genera una manera nueva, sana y saludable
de estar en la vida. Engendra hombres con actitudes solidarias y sanantes.
Engendra hombres utópicos, soñadores, con visión de
futuro, solidarios, optimistas, emprendedores, responsables; trabajan por un
mundo más humano, más justo, más feliz, más pacífico, más sano.
Esto vale y tenemos experiencia de ello, para todos
los hombres que tienen esperanza, pero muchísimo más para los que hemos puesto
la esperanza en Cristo resucitado. Eso si,
la esperanza cristiana es arriesgada, puesto que se apoya en la promesa,
en lo que todavía no se puede comprobar. Es necesario que como San Pablo seamos
capaces de decir convencidos: Yo sé bien de quien me he fiado. Yo se bien en
quien he puesto mi esperanza.
Maria modelo de esperanza y de espera.
-
Porque fundamenta
su esperanza en Dios. Espera que las promesas hechas por Dios a los patriarcas
se cumplan y porque espera, trabaja para que se hagan realidad. Las promesas se
cumplen con su disponibilidad absoluta: Aceptando ser Madre de Dios.
-
María confió
plenamente en su Hijo. Pensemos en las Bodas de Caná. Confía en Jesús aunque la
respuesta del Hijo parecía negativa. “Todavía no ha llegado mi hora”. Está
convencida de que la venida del Mesías transformará para bien el mundo.
-
María espera la
resurrección de su hijo, mientras que otros, como sus discípulos, huían de
Jerusalén sin esperanza.
-
María mantuvo la
esperanza de los apóstoles aguardando la
venida del Espíritu Santo el día de Pentecostés, en una espera activa y orante.
-
María glorificada
ya en el cielo en cuerpo y alma es signo de esperanza cierta para todos
nosotros.
Esta esperanza de María basada en Dios y en su Hijo
resucitado, hacen florecer en su vida como hemos visto en el tema 6, infinidad
de actitudes solidarias y sanantes.
Si imitamos a María...
-
Esperaremos y
trabajaremos por hacer una Sanidad nueva, un mundo nuevo con hombres llenos de
salud.
-
Si nuestra
esperanza es como la de María florecerán en nuestras vidas actitudes solidarias
y sanantes.
-
Si confiamos en
Cristo resucitado seremos utópicos y trabajaremos por el mundo nuevo que ella
profetiza en el Magníficat.
-
Si imitamos a
María sembraremos esperanza, seremos esperanza, mantendremos la esperanza en
los enfermos, sanitarios, familiares y allí donde estemos.
-
Fundaremos
nuestra esperanza en Cristo resucitado y esperaremos seguros que la muerte, el
dolor etc. no tienen la última palabra. La tienen la salud plena y la vida
feliz.
-
Estaremos seguros
de que como ella gozaremos en plenitud, en cuerpo y alma, de una vida
resucitada.
Lectura “María puede ser tenida como espejo de las esperanzas
de los hombres de nuestro tiempo... La figura de María no defrauda esperanza alguna profunda de los hombres de
nuestro tiempo y les ofrece el modelo perfecto del discípulo del Señor:
artífice de la ciudad terrena y temporal, pero peregrino hacia la celeste y
eterna
; promotor de la justicia que libera al oprimido y de la caridad que socorre al necesitado, pero sobre todo testigo activo del amor que edifica a Cristo en los corazones” Mc. 37
; promotor de la justicia que libera al oprimido y de la caridad que socorre al necesitado, pero sobre todo testigo activo del amor que edifica a Cristo en los corazones” Mc. 37
Cuestionario. ¿Qué es para ti la esperanza? ¿En qué fundamentamos
la esperanza los cristianos? ¿Por qué tiene valor sanante la esperanza? ¿En que
es modelo de esperanza María? ¿Qué hacer para ser modelos y sembradores de
esperanza en el mundo de la salud y de la enfermedad?
Compromiso
Oración
comunitaria.
Santa
María de la esperanza. (rezada o cantada)
Santa
María de la esperanza,
Mantén
el ritmo de nuestra espera,
Mantén
el ritmo de nuestra espera.
1. Nos diste el esperado de los tiempos,
Mil
veces repetido en los profetas,
Y nosotros de nuevo deseamos
Que vuelva a repetirnos sus promesas.
2. Viviste con la cruz de la esperanza,
Tensando
en el amor la larga espera.
Y
nosotros buscamos con los hombres
El
nuevo amanecer de nuestra tierra.
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