lunes, 7 de noviembre de 2022

ACTITUDES CRISTIANAS ANTE EL ANCIANO ENFERMO

 


Actitud: "Disposición de ánimo de algún modo manifestada". Hablamos, pues, aquí de la dispo-sición de ánimo expresada de alguna manera ante el anciano enfermo.

 

En cuanto actitud supone siempre una cierta estabilidad, no es algo esporádico o infrecuente. Significa, por tanto, una predisposición perma-nente a reaccionar o comportarse en un determi-nado sentido, sea cual fuere la situación.

 

Cuando la actitud es buena se convierte en vir-tud moral; es decir, en "el conjunto de disposi-ciones adquiridas que nos llevan a reaccionar positivamente ante los valores morales".

 

Aquí tratamos de actitudes cristianas ante el enfermo anciano. El modelo permanente es, pues, Cristo y todos aquellos que, siguiendo su ejemplo, son puntos de referencia para el cristia-no y la comunidad. Las actitudes se fundamen-tan en el aprendizaje de los valores evangélicos, en la fe alimentada con la Palabra, en la voluntad de seguir fielmente a Cristo en la vida cotidiana.


ACTITUDES CRISTIANAS

ANTE EL ANCIANO ENFERMO

 

1. Actitud de alumno

 

Aprender lo que nos enseña la vida, las defi-ciencias, las necesidades y sufrimientos de los ancianos enfermos. Hay que acompañarles en la larga caída hasta las oscuras tinieblas de la desintegración psíquica y biológica.


2. Disposición a reconocer prácticamente su dignidad.

 

"La enfermedad, la edad no disminuyen la dignidad, ni la grandeza de las personas. Ellos siguen siendo hijos de Dios. La fe nos ayuda a descubrir su dignidad y grandeza más allá de sus debilidades psíquicas y físicas. Verlos como hijos queridos de Dios los realza ante nosotros y suprime cualquier planteamiento egoísta, cruel, insolidario, de comodidad o menosprecio".

 

3. Disposición a descubrir y recibir lo que ellos nos ofrecen

 

"En el terreno moral y humano, la convivencia con un anciano enfermo proporciona realismo, capacidad de enjuiciamiento y, por consiguiente, serenidad y libertad para afrontar cualquier otro acontecimiento de la vida".

 

4. Disposición a aceptar con gratitud el don de la vida

 

"El cuidado de un enfermo anciano, sobre todo si es incurable, nos acostumbra a tocar las limitaciones de la vida y la grandeza de los dones que hemos recibido. Nos ayuda a valorar la salud, la naturaleza, la hondura y fuerza del amor humano".


5. Disposición a amar desinteresadamente

 

"Amar y servir y cuidar a los ancianos enfer-mos, es servir a quien no está en disposición de estimar ni agradecer, ni mucho menos devolver nuestros servicios".

 

6. Disposición a mantener viva la esperanza

 

"El cuidado de un anciano enfermo es una du-ra prueba para la esperanza. Los cuidadores saben que, aunque ganen alguna batalla, la gue-rra la tienen perdida. Sólo queda la radical espe-ranza: "Sé que al final mi hermano resucitará" (Jn, 11, 24).

 

7. Disposición a cultivar la magnanimidad

 

"Para que no se pierda la paz y la alegría hacen falta corazones magnánimos y, a veces, nervios de acero".

 

8. Disposición a aprovechar la ocasión para crecer humana y espiritualmente

 

"La convivencia con un anciano enfermo ayuda a entrar en un estilo de vida comprensivo y generoso. Ayuda a acoger con benevolencia y con compasión las limitaciones y defectos de los demás".

 

9. Disposición a que esto sirva para que ma-dure la familia

 

"El enfermo anciano en la familia puede destruirla, pero también puede ser el acelerador que multiplique la cohesión y el amor familiar" .

 

10. Disposición a que sea factor de huma-nización de la sociedad

 

"La familia o la sociedad que aparca a los ancianos enfermos es una familia o una sociedad deshumanizada, cruel, egoísta, endurecida. Una sociedad cristiana ha de proporcionar un clima verdaderamente humano a sus ancianos hasta la muerte".

 

EXPERIENCIA

 

Los miembros del grupo de reflexión pueden intercambiar experiencias que consideren aleccionadoras o ejemplares en el cuidado del anciano enfermo.

CUESTIONARIO

 

¿Cuáles son, a tu entender, las principales actitudes cristianas que debemos cultivar?

 

¿Trato a los enfermos con estas actitudes cristianas?

 

¿Qué podemos hacer para que se vivan en las familias y en la sociedad?

 

COMPROMISO

 

BIBLIOGRAFIA

 

Sebasatián F., Actitudes cristianas en la atención a los ancianos en la enfermedad final, en "Dolentium Hominum", 29 (1995), Págs. 20-25.

 

López Azpitarte E., Responsabilidades éticas, en ¿La edad inútil? Para ayudar a prepararse a la vejez, Ed. Paulinas, Madrid, 1993.

 

ORACION COMUNITARIA

 

Señor, escucha nuestra oración.

El anciano que vive con nosotros ha caído enfermo.

Ayúdale, Señor,

para que no se desaliente y se desespere.

Que sienta tu presencia amorosa en todo instante.

Queremos cuidarle de tal manera

que se sienta acompañado,

amado, acogido y valorado.

Deseamos atenderle como Tú lo harías.

Ayúdanos para que así sea.

Que su enfermedad sea ocasión para que nuestra familia

crezca humana y espiritualmente.

Que nos enseñe a amar desinteresadamente

y a agradecer la salud y la vida

que Tú nos regalas.

Amén.

 

 

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