Actitud:
"Disposición de ánimo de algún modo
manifestada". Hablamos, pues, aquí de la dispo-sición de ánimo
expresada de alguna manera ante el anciano enfermo.
En
cuanto actitud supone siempre una
cierta estabilidad, no es algo esporádico o infrecuente. Significa, por tanto,
una predisposición perma-nente a reaccionar o comportarse en un determi-nado sentido,
sea cual fuere la situación.
Cuando
la actitud es buena se convierte en vir-tud moral; es decir, en "el conjunto de disposi-ciones
adquiridas que nos llevan a reaccionar positivamente ante los valores
morales".
Aquí
tratamos de actitudes cristianas ante
el enfermo anciano. El modelo permanente es, pues, Cristo y todos aquellos que,
siguiendo su ejemplo, son puntos de referencia para el cristia-no y la
comunidad. Las actitudes se fundamen-tan en el aprendizaje de los valores
evangélicos, en la fe alimentada con la Palabra, en la voluntad de seguir
fielmente a Cristo en la vida cotidiana.
ACTITUDES CRISTIANAS
ANTE EL ANCIANO ENFERMO
1.
Actitud de alumno
Aprender
lo que nos enseña la vida, las defi-ciencias, las necesidades y sufrimientos de
los ancianos enfermos. Hay que acompañarles en la larga caída hasta las oscuras
tinieblas de la desintegración psíquica y biológica.
2.
Disposición a reconocer prácticamente su dignidad.
"La
enfermedad, la edad no disminuyen la dignidad, ni la grandeza de las personas.
Ellos siguen siendo hijos de Dios. La fe nos ayuda a descubrir su dignidad y
grandeza más allá de sus debilidades psíquicas y físicas. Verlos como hijos
queridos de Dios los realza ante nosotros y suprime cualquier planteamiento
egoísta, cruel, insolidario, de comodidad o menosprecio".
3.
Disposición a descubrir y recibir lo que ellos nos ofrecen
"En
el terreno moral y humano, la convivencia con un anciano enfermo proporciona
realismo, capacidad de enjuiciamiento y, por consiguiente, serenidad y libertad
para afrontar cualquier otro acontecimiento de la vida".
4.
Disposición a aceptar con gratitud el don de la vida
"El
cuidado de un enfermo anciano, sobre todo si es incurable, nos acostumbra a
tocar las limitaciones de la vida y la grandeza de los dones que hemos
recibido. Nos ayuda a valorar la salud, la naturaleza, la hondura y fuerza del
amor humano".
5.
Disposición a amar desinteresadamente
"Amar
y servir y cuidar a los ancianos enfer-mos, es servir a quien no está en
disposición de estimar ni agradecer, ni mucho menos devolver nuestros
servicios".
6.
Disposición a mantener viva la esperanza
"El
cuidado de un anciano enfermo es una du-ra prueba para la esperanza. Los
cuidadores saben que, aunque ganen alguna batalla, la gue-rra la tienen
perdida. Sólo queda la radical espe-ranza: "Sé que al final mi hermano
resucitará" (Jn, 11, 24).
7.
Disposición a cultivar la magnanimidad
"Para
que no se pierda la paz y la alegría hacen falta corazones magnánimos y, a
veces, nervios de acero".
8.
Disposición a aprovechar la ocasión para crecer humana y espiritualmente
"La
convivencia con un anciano enfermo ayuda a entrar en un estilo de vida
comprensivo y generoso. Ayuda a acoger con benevolencia y con compasión las
limitaciones y defectos de los demás".
9.
Disposición a que esto sirva para que ma-dure la familia
"El
enfermo anciano en la familia puede destruirla, pero también puede ser el
acelerador que multiplique la cohesión y el amor familiar" .
10.
Disposición a que sea factor de huma-nización de la sociedad
"La
familia o la sociedad que aparca a los ancianos enfermos es una familia o una
sociedad deshumanizada, cruel, egoísta, endurecida. Una sociedad cristiana ha
de proporcionar un clima verdaderamente humano a sus ancianos hasta la
muerte".
EXPERIENCIA
Los miembros del grupo de
reflexión pueden intercambiar experiencias que consideren aleccionadoras o
ejemplares en el cuidado del anciano enfermo.
CUESTIONARIO
• ¿Cuáles son, a
tu entender, las principales actitudes cristianas que debemos cultivar?
• ¿Trato a los
enfermos con estas actitudes cristianas?
• ¿Qué podemos
hacer para que se vivan en las familias y en la sociedad?
COMPROMISO
BIBLIOGRAFIA
Sebasatián F., Actitudes cristianas en la atención a los
ancianos en la enfermedad final, en "Dolentium Hominum", 29
(1995), Págs. 20-25.
López Azpitarte E., Responsabilidades éticas, en ¿La edad inútil? Para ayudar a prepararse a la vejez, Ed. Paulinas, Madrid, 1993.
ORACION COMUNITARIA
Señor,
escucha nuestra oración.
El
anciano que vive con nosotros ha caído enfermo.
Ayúdale,
Señor,
para
que no se desaliente y se desespere.
Que
sienta tu presencia amorosa en todo instante.
Queremos
cuidarle de tal manera
que
se sienta acompañado,
amado,
acogido y valorado.
Deseamos
atenderle como Tú lo harías.
Ayúdanos
para que así sea.
Que
su enfermedad sea ocasión para que nuestra familia
crezca
humana y espiritualmente.
Que
nos enseñe a amar desinteresadamente
y
a agradecer la salud y la vida
que
Tú nos regalas.
Amén.
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