La
enfermedad, sobre todo si es grave o cró-nica es una de las situaciones duras
de la vida. Provoca una crisis global en el ser humano. La enfermedad
constituye también una prueba para la fe. "El hombre al enfermar
gravemente, necesita de una especial gracia de Dios, para que, dominado por la
angustia no desfallezca su ánimo, y, sometido a la prueba, no se debilite su
fe" (Ritual Unción
n° 5).
El
enfermo creyente cristiano cuenta con esa Unción especial del Espíritu que le
ayuda a luchar contra la enfermedad. Puede sentir nece-sidad de reconciliarse
con los demás, consigo mismo y con Dios. En esta situación cuenta con el
sacramento de la Reconciliación. El enfermo creyente necesita ser fortalecido y
alimentado con el Pan de la Vida en el sacramento de la Eucaristía y el
Viático, para ser fiel a Dios.
El
enfermo anciano necesita orar. "La enfer-medad es un momento propicio para
orar. En el corazón de la persona enferma y en sus seres queridos brota, casi
de forma espontánea, la oración, la plegaria en sus formas diversas". (La asistencia religiosa en
el hospital, n° 63).
LOS SACRAMENTOS
DE LA ENFERMEDAD
La penitencia
Su celebración constituye, para muchos ancia-nos, una oportunidad profundamente salvífica y terapéutica. Les ayuda a integrar el pasado, a verlo con otros ojos, a confiarlo a la misericordia de Dios, a reconciliarse con la muerte y abrirse a la esperanza. Es también una buena oportunidad para que el sacerdote y el agente de pastoral sean vehículo de la misericordia.
La
Eucaristía
Unción de Enfermos
Es
el sacramento específico para el tiempo de la enfermedad; expresión del amor de
Dios que viene al encuentro de la fragilidad humana, y de la solidaridad de la
comunidad. Es signo de vida y no de muerte. Ayuda al anciano enfermo a vivir
cristianamente el último atardecer de su vi-da, le da fuerzas para sobrellevar
la enfermedad y sus limitaciones, y para superar sus tentaciones. Infunde paz y
serenidad, refuerza la esperanza, y ayuda al anciano enfermo a aceptar
confiada-mente la muerte.
Viático
La
Iglesia reserva la Eucaristía en forma de Viático para los moribundos. Es el
sacramento que ayuda a superar la muerte e introduce en la Resurrección y en la
Vida. El Viático es alimento para el viaje en consuelo, en alivio y en fuerza.
SUGERENCIAS PARA LA CELEBRACION
• Los
sacramentos son para los creyentes cristianos.
• El agente de
pastoral debe discernir las moti-vaciones que tiene el enfermo o sus familiares
al pedir un sacramento. Hay que tenerlas en cuenta, para purificarlas si es
preciso.
• Se ha de
evitar toda presión o celo intempes-tivo.
• El sacramento,
salvo excepciones, ha de ser pedido por el enfermo.
• Preparar al
enfermo con algún tipo de cate-quesis. Si es posible, hacerlo también con los
que van a participar en la celebración.
• Preparar bien
la celebración; la elección de lecturas, cantos, oraciones, ritos, y la
duración han de tener en cuenta la liturgia y las situacio-nes.
• En lo posible,
se ha de procurar celebrar comunitariamente los sacramentos del tiempo de la
enfermedad.
ORACION CON EL ANCIANO ENFERMO
"La
oración ha de surgir de la necesidad y del deseo del enfermo, y ha de tener muy
presente la realidad que está viviendo. Por eso la oración con el enfermo
presupone la escucha de sus vivencias y estado de ánimo para acoger la variedad
de sus actitudes y reacciones: queja, im-potencia, angustia, amargura,
desamparo y aban-dono, soledad, culpabilidad, rebeldía, confianza, gozo,
gratitud y alabanza. El saberse poner en sintonía con la historia y el proceso
interior de cada enfermo permite ayudarle a convertir su camino en camino de
Dios por medio de la oración que unas veces será de queja, otras de
agradecimiento, otras de entrega confiada, otras de súplica e intercesión por
los demás, otras de contemplación y misterio o de alabanza y de glorificación
de Dios".
("La
asistencia religiosa en el hospital, n° 65).
• Se trata de
rezar con el enfermo, pero sin forzar su voluntad, conectando con sus deseos de
orar; ofreciéndole (que no es fácil) las fórmulas o expresiones adecuadas a su
estado de ánimo y a sus sentimientos para con Dios .
• Mejor que
provocar una oración en quien no la desea, es orar por él o en su lugar.
EXPERIENCIA
Los miembros del grupo
pueden relatar expe-riencias de celebraciones y de oración en las que han
participado.
CUESTIONARIO
• ¿Por qué
necesita el anciano enfermo cris-tiano de los sacramentos de la Penitencia,
Euca-ristía, Viático o Unción?
• ¿Qué
sugerencias te parecen más impor-tantes a las hora de su celebración?
• ¿Qué hacer para orar auténticamente con el anciano enfermo?
COMPROMISO
BIBLIOGRAFIA
Revista
"Orar", n° 18.
"Catequesis Día del
enfermo 1994" en AA.VV., "Los
diez días del enfermo en la Iglesia española", Edice, Madrid, 1994.
ORACION COMUNITARIA
Señor,
te doy gracias
por
haberme dado una larga vida.
Esta
vida es la que te ofrezco, Señor,
con
todas sus alegrías y penas,
con
todas sus buenas acciones.
Gracias,
Señor,
porque
me concedes estos años de paz
para
que tenga tiempo para orar.
Dame,
Señor, la transparencia del anciano
que
no busca ya nada para él
y
sólo aspira a dejar un recuerdo en paz.
Te
miro a ti, Señor.
Tu
venida es para mí una luz.
Jacques Leclerq.
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