lunes, 7 de noviembre de 2022

CELEBRAR LA FE CON EL ANCIANO ENFERMO

 



La enfermedad, sobre todo si es grave o cró-nica es una de las situaciones duras de la vida. Provoca una crisis global en el ser humano. La enfermedad constituye también una prueba para la fe. "El hombre al enfermar gravemente, necesita de una especial gracia de Dios, para que, dominado por la angustia no desfallezca su ánimo, y, sometido a la prueba, no se debilite su fe" (Ritual Unción n° 5).

 

El enfermo creyente cristiano cuenta con esa Unción especial del Espíritu que le ayuda a luchar contra la enfermedad. Puede sentir nece-sidad de reconciliarse con los demás, consigo mismo y con Dios. En esta situación cuenta con el sacramento de la Reconciliación. El enfermo creyente necesita ser fortalecido y alimentado con el Pan de la Vida en el sacramento de la Eucaristía y el Viático, para ser fiel a Dios.

 

El enfermo anciano necesita orar. "La enfer-medad es un momento propicio para orar. En el corazón de la persona enferma y en sus seres queridos brota, casi de forma espontánea, la oración, la plegaria en sus formas diversas". (La asistencia religiosa en el hospital, n° 63).

  

LOS SACRAMENTOS

DE LA ENFERMEDAD

La penitencia

Su celebración constituye, para muchos ancia-nos, una oportunidad profundamente salvífica y terapéutica. Les ayuda a integrar el pasado, a verlo con otros ojos, a confiarlo a la misericordia de Dios, a reconciliarse con la muerte y abrirse a la esperanza. Es también una buena oportunidad para que el sacerdote y el agente de pastoral sean vehículo de la misericordia.

La Eucaristía

 El sacramento por excelencia, la Eucaristía es el gran signo del encuentro: de Dios con los hom-bres y de los hombres entre sí. Para el anciano enfermo, representa el encuentro con su comuni-dad, la comunión con sus hermanos, fortaleza para la debilidad, entrega confiada en manos de Dios como ofrenda de la propia vida, unión con el Cristo sufriente, anticipo del banquete final.

Unción de Enfermos

Es el sacramento específico para el tiempo de la enfermedad; expresión del amor de Dios que viene al encuentro de la fragilidad humana, y de la solidaridad de la comunidad. Es signo de vida y no de muerte. Ayuda al anciano enfermo a vivir cristianamente el último atardecer de su vi-da, le da fuerzas para sobrellevar la enfermedad y sus limitaciones, y para superar sus tentaciones. Infunde paz y serenidad, refuerza la esperanza, y ayuda al anciano enfermo a aceptar confiada-mente la muerte.


Viático

La Iglesia reserva la Eucaristía en forma de Viático para los moribundos. Es el sacramento que ayuda a superar la muerte e introduce en la Resurrección y en la Vida. El Viático es alimento para el viaje en consuelo, en alivio y en fuerza.

 

SUGERENCIAS PARA LA CELEBRACION

 

Los sacramentos son para los creyentes cristianos.

 

El agente de pastoral debe discernir las moti-vaciones que tiene el enfermo o sus familiares al pedir un sacramento. Hay que tenerlas en cuenta, para purificarlas si es preciso.

 

Se ha de evitar toda presión o celo intempes-tivo.

 

El sacramento, salvo excepciones, ha de ser pedido por el enfermo.

 

Preparar al enfermo con algún tipo de cate-quesis. Si es posible, hacerlo también con los que van a participar en la celebración.

 

Preparar bien la celebración; la elección de lecturas, cantos, oraciones, ritos, y la duración han de tener en cuenta la liturgia y las situacio-nes.

En lo posible, se ha de procurar celebrar comunitariamente los sacramentos del tiempo de la enfermedad.

 

ORACION CON EL ANCIANO ENFERMO

 

"La oración ha de surgir de la necesidad y del deseo del enfermo, y ha de tener muy presente la realidad que está viviendo. Por eso la oración con el enfermo presupone la escucha de sus vivencias y estado de ánimo para acoger la variedad de sus actitudes y reacciones: queja, im-potencia, angustia, amargura, desamparo y aban-dono, soledad, culpabilidad, rebeldía, confianza, gozo, gratitud y alabanza. El saberse poner en sintonía con la historia y el proceso interior de cada enfermo permite ayudarle a convertir su camino en camino de Dios por medio de la oración que unas veces será de queja, otras de agradecimiento, otras de entrega confiada, otras de súplica e intercesión por los demás, otras de contemplación y misterio o de alabanza y de glorificación de Dios".

("La asistencia religiosa en el hospital, n° 65).

 

Se trata de rezar con el enfermo, pero sin forzar su voluntad, conectando con sus deseos de orar; ofreciéndole (que no es fácil) las fórmulas o expresiones adecuadas a su estado de ánimo y a sus sentimientos para con Dios .

 

Mejor que provocar una oración en quien no la desea, es orar por él o en su lugar.

 

EXPERIENCIA

 

Los miembros del grupo pueden relatar expe-riencias de celebraciones y de oración en las que han participado.

 

CUESTIONARIO

 

¿Por qué necesita el anciano enfermo cris-tiano de los sacramentos de la Penitencia, Euca-ristía, Viático o Unción?

 

¿Qué sugerencias te parecen más impor-tantes a las hora de su celebración?

 

¿Qué hacer para orar auténticamente con el anciano enfermo? 

 

COMPROMISO

  

BIBLIOGRAFIA

 

Revista "Orar", n° 18.

 

"Catequesis Día del enfermo 1994" en AA.VV., "Los diez días del enfermo en la Iglesia española", Edice, Madrid, 1994.


 

 

ORACION COMUNITARIA

 

Señor, te doy gracias

por haberme dado una larga vida.

Esta vida es la que te ofrezco, Señor,

con todas sus alegrías y penas,

con todas sus buenas acciones.

Gracias, Señor,

porque me concedes estos años de paz

para que tenga tiempo para orar.

Dame, Señor, la transparencia del anciano

que no busca ya nada para él

y sólo aspira a dejar un recuerdo en paz.

Te miro a ti, Señor.

Tu venida es para mí una luz.

 

Jacques Leclerq.

 

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