La experiencia de la enfermedad.
La enfermedad sorpresa dolorosa
1. En el mundo
actual, la calidad de vida y la salud constituyen los bienes más estimados y
ambicionados, junto con el bienestar, la juventud, la eficacia, la
competitividad, la capacidad de disfrute y de consumo, y el éxito. Se vive en
función de la salud y de los sanos.
Por eso, cuando la enfermedad
irrumpe y se instala en la vida del ser humano, constituye una dolorosa
sorpresa. Hoy se vive más penosamente que en otras épocas la enfermedad, pues
estamos menos preparados para asumirla.
y experiencia decisiva que afecta
a todo el ser humano
2. La enfermedad
es una experiencia decisiva en la vida de cualquier ser humano. Afecta a toda la
persona, ya que, cuando uno enferma, enferma en su totalidad y entra en un
mundo diferente del habitual y cotidiano. El equilibrio que caracteriza el
estado de salud se rompe y el enfermo entra en una crisis cuyos rasgos más
importantes se describen a continuación.
le hace descubrir su fragilidad
3. La enfermedad
provoca una convulsión en el mundo interior de quien la padece. El cuerpo se
vuelve molesto y rebelde, desconocido y amenazador, y el enfermo se ve obligado
a prestarle mucha más atención que cuando estaba sano.
La enfermedad suscita la
experiencia de la propia limitación y fragilidad (in-firmitas), experiencia que
obliga a cuestionar la imagen y la estima que uno tenía de sí mismo antes de
enfermar. "No somos nadie", dicen
a menudo muchos enfermos.
modifica sus relaciones con los
demás
4. La enfermedad
afecta también a las relaciones y a la comunicación entre el paciente y su
mundo circundante: la familia, las amistades, el trabajo, la sociedad entera.
La enfermedad obliga al enfermo a
replegarse en sí mismo, a la vez le lleva a observar a los demás con máxima
atención por saberse y sentirse mucho más dependiente de ellas. Esta sensación
de dependencia modifica profundamente dichas relaciones y a menudo le resulta
al enfermo muy penosa.
le plantea los grandes
interrogantes
5. La enfermedad
no es, pues, un episodio intranscendente. Es un parón obligado y doloroso en el
correr de la vida. De no tener tiempo para nada, el enfermo pasa a disponer de
mucho tiempo para pensar y reflexionar.
Surgen entonces casi
inevitablemente las preguntas: ¿Qué sentido tiene mi vida? ¿por qué he caído
enfermo? ¿por qué me ha tocado a mí? ¿qué
he hecho yo para acabar así? ¿qué sentido tiene sufrir como estoy sufriendo?
¿cómo puede Dios permitir esto? ¿por qué, Señor?.
La enfermedad experiencia ambigua
que marca la vida
6. La experiencia
de la enfermedad es ambigua: puede hundir y destruir a la persona que la
padece, o ayudarla a crecer y madurar; encerrarla
en sí misma, o servirle de ocasión para abrirse y entregarse a los demás;
alejarla de Dios, o acercarla más a El. En uno u otro sentido, marca y moldea
siempre la vida del ser humano.
El enfermo necesita una atención
integral
7. El enfermo es,
pues, un ser sumamente necesitado de ayudas de muy diverso tipo, a causa de la
diversidad de sus necesidades; biológicas, psicológicas, sociales y
espirituales (de carácter ético y religioso).
Su situación reclama lo que hoy
se llama atención integral para
poder restablecerse o para asumir sanamente la enfermedad, para luchar contra
la muerte o para poder aceptarla y vivirla con dignidad cuando llega.
No hay comentarios:
Publicar un comentario