lunes, 2 de enero de 2017

NUESTRA CASA COMÚN

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La salud y el medio que nos rodea están íntimamente relacionados. El aire que respiramos, el agua que bebemos, el entorno de trabajo o el interior de los edificios tienen una gran implicación en nuestro bienestar y nuestra salud.
En los últimos años, asistimos a un aumento de la inquietud de los ciudadanos ante las posibles implicaciones sanitarias derivadas de problemas o catástrofes medioambientales. Recordemos por ejemplo, el accidente de las minas de Aznalcóllar, el incendio de Seseña, o el naufragio del petrolero "Prestige" frente a las costas de Galicia en noviembre de 2003, y a otros niveles, la preocupación por los materiales potencialmente tóxicos en contacto con el agua o los alimentos, la emisión de antenas y dispositivos de telefonía móvil, la polución en nuestras ciudades, etc.
Recientemente el Papa Francisco ha alertado sobre las consecuencias que tienen sobre la salud de las personas las agresiones al medio ambiente y la falta de una ética ecológica integral, provocando enfermedades y sufrimiento, especialmente entre los más débiles y pobres (Laudato Si, 20-21.29).
Esto pone el acento sobre una dimensión de la pastoral de la salud que no hemos abordado mucho: la PREVENCIÓN. En estos 44 años del Departamento de P.S. nos hemos centrado con fuerza en la Asistencia y atención a los enfermos; es por ello que, en la próxima Campaña 2017, giraremos nuestra óptica para evitar tener que llegar a ese segundo paso. En palabras de la sabiduría popular: “más vale prevenir que curar”.
Se trata, pues, de una campaña de sensibilización, pero que no impide que sigamos trabajando en las líneas que ya tenemos; y sí que iniciemos alguna otra en la clave de la prevención, o colaboración con aquellas personas u organismos que están aportando cosas en esta línea.
Pesticidas, productos químicos en alimentos o ropa, contaminación ambiental, alimentación y producción animal, calidad de las aguas, hábitos de vida no saludables, zonas habitacionales deprimidas o no higiénicas,… son factores que inciden en mayor o menor medida en las enfermedades; y nuestra responsabilidad socio-ambiental como sociedad favorecerá la salud de todos.
Como Iglesia y como pastoral de la salud debemos, por tanto, no sólo cuidar a los enfermos, sino dar vida “y vida en abundancia” (Jn.10,10) a todos.

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