1.- Texto bíblico.
“Entrad por la puerta estrecha. Porque ancha
es la puerta y espacioso es el camino que lleva a la perdición, y muchos entran
por ellos. ¡Qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que lleva a la
vida! Y pocos dan con ellos.
Cuidado con los profetas falsos; que se
acercan con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos
los conoceréis. ¿Acaso se cosechan uvas de las zarzas o higos de los cardos?
Así todo árbol sano da frutos buenos; pero el árbol dañado da frutos malos… Es
decir por sus frutos los conoceréis.”
(Mt 7, 13-20).
2.-Reflexión pastoral.
El paso de una etapa a otra en el itinerario de la vida
supone siempre algún reto. Es lógico que se sienta en la transición de la
madurez a la vejez. No se ha de tener miedo a enfrentarse a las incidencias que
trae consigo. Ante esta realidad me viene al pensamiento aquel famoso poema del
poeta norteamericano Robert Frost, “el
camino no elegido” (1916) que aparece referido en la película “El club de los poetas muertos” (1989): “… encontré dos caminos que se bifurcaban en
el bosque y yo… tomé el menos transitado, y eso marcó la diferencia.”. Ante
esta cita no puedo, por menos, evitar reflexionar sobre la importancia que
tienen para nuestra vida y nuestra realización personal en las elecciones que
se hacen a lo largo de su paso.
Hemos sido creados para afrontar retos; contamos con la
capacidad mental, física, psicológica e incluso la capacidad de reacción, dadas
por Dios para asumir y superar los retos que representan vivir en este mundo.
Todos, en algún momento de nuestra vida, llegamos a alguna
realidad que aparece frente a nosotros y tenemos varias opciones para elegir. Y
es en esa situación cuando se ha de tener el suficiente coraje para tomar el
camino correcto. La persona mayor, en su etapa, también tiene una dimensión
existencial que modifica la relación del individuo ante las situaciones que se
le van presentando. Veamos tres ejemplos de realidades que el mayor ha tenido
que enfrentarse como reto:
- La
soledad no deseada. Esta realidad es uno de los principales problemas en
la actualidad, y según datos estadísticos, afecta a la mitad de la
población con más de 80 años. Todo aquello que va asociado a la etapa del
envejecimiento: pérdida progresiva de los refuerzos sociales, culturales y
familiares pueden ser desencadenantes del aislamiento social. Debido a su
efecto tanto en la salud física, mental y emocional, la soledad no deseada
hace a las personas mayores más vulnerables ante ciertas patologías
afectando y disminuyendo su calidad de vida y su bienestar: “El que la soledad sea impuesta, la
duración de la misma y la cantidad y calidad de las relaciones son los
aspectos más importantes para entender por qué se siente en algunas
circunstancias, teniendo presente la diversidad de personalidades, y que a
medida que se envejece es más probable que los tres se den a la vez, produciendo
un sentimiento de soledad más profundo que en etapas anteriores de la
vida. Sentirse y vivir sin compañía cuando uno la desea y/o la necesita es
uno de los problemas más graves que conciernen a los mayores,
especialmente si carecen de afectos y lazos familiares.” (Subcomisión
Familia y Defensa de la vida de la CEE, “La ancianidad: riqueza de frutos
y bendiciones.”; 2022; pg. 14). Con motivo del Congreso “la riqueza de los años” el Papa
Francisco animó a los participantes a colaborar a acompañar la soledad de
los mayores: “Salid a las calles de
vuestras parroquias y buscad a los ancianos que viven solos. La vejez no
es una enfermedad, pero con caridad, cercanía y consuelo espiritual
podemos curarla.” (Francisco Papa. Discurso a los participantes del Congreso
Internacional “La riqueza de los años” de 31 de enero de 2020).
- Fomentar
el diálogo intergeneracional. El modo de relacionarse de personas que
pertenecen a distintas generaciones es básico para el buen funcionamiento
y armonía de los diferentes grupos que componen la sociedad. Cada grupo
generacional tiene cosas importantes e interesantes para ofrecer a los
otros, de manera que recíprocamente se nutran en dicho intercambio. Se
podría decir que dichas relaciones intergeneracionales son el pilar de la
existencia de un estado armónico de la comprensión y aceptación de todas
las etapas de la vida humana. Esta iniciativa tiene la pretensión de
sensibilizar a la sociedad y a la Iglesia sobre la valiosa contribución
que aportan las personas mayores al resto de generaciones: “De ahí que sea tan necesario promover
una “alianza entre jóvenes y ancianos”, para llenar el vacío de la
indiferencia y ayudar a los jóvenes a “afrontar el futuro”, para que se dé
esa continuidad entre generaciones y no haya un abismo entre unos y otros
como está sucediendo en nuestros días.” (Subcomisión Familia y Defensa de
la vida de la CEE, “La ancianidad: riqueza de frutos y bendiciones.”;
2022; pg. 15). El Papa
Francisco defiende el diálogo intergeneracional y el valor de la familia
en múltiples documentos y alocuciones, entre ellos las catequesis que ha
dirigido a los ancianos: “Es
necesario el diálogo entre generaciones: si no hay diálogo entre jóvenes y
ancianos, entre adultos, si no hay diálogo, toda generación permanece
aislada y no puede transmitir el mensaje. […] La alianza entre
generaciones es indispensable. Una sociedad donde los ancianos no hablan
con los jóvenes, los jóvenes no hablan con los ancianos, los adultos no
hablan con los ancianos ni con los jóvenes, es una sociedad estéril, sin
futuro, una sociedad que no mira al horizonte, sino que se mira a sí
misma. Y se queda sola. Que Dios nos ayude a encontrar la música adecuada
para esta armonización de las diferentes edades: los pequeños, los
ancianos, los adultos, todos juntos: una hermosa sinfonía de diálogo.”
(Francisco Papa, “La longevidad: símbolo y oportunidad.”, en “La edad
anciana, una bendición para la sociedad. Catequesis del Papa acerca de la
vejez.”; 2022, pg. 9, 12).
- Consecuencias
de la pandemia. La pandemia de la Covid-19 ha cambiado muchas cosas de
nuestra vida cotidiana, afectando a todas las facetas de la vida de la
sociedad. Ha cambiado la percepción y el comportamiento como sociedad. En
lo que respecta al mundo de las personas mayores, se ha hecho patente el
denominado “edaismo” como una realidad discriminatoria. Ha enfatizado las
necesidades y vulnerabilidades que tienen las personas mayores en lo que
respecta a su derecho a la salud: “Si
todos somos conscientes de que la pandemia nos ha hecho sentir vulnerables
y necesitados del afecto de nuestros seres queridos, de un modo especial
muchas personas mayores han experimentado en este tiempo la necesidad de
que la Iglesia se muestre más que nunca como una comunidad sensible y
cercana a los que sufren el abandono, la soledad y la cultura del
descarte.” (Subcomisión Familia y Defensa de la vida de la CEE, “La
ancianidad: riqueza de frutos y bendiciones.”; 2022; pg. 17). Las
personas mayores tienen el mismo derecho a recibir cuidados que cualquier
otra persona. Ninguna vida es más valiosa que otra.
Quizás una de las consecuencias positivas de esta situación
podría ser el desarrollo de la empatía y la solidaridad intergeneracional,
entre las personas mayores y el resto de la sociedad, de manera especial con
los jóvenes, colaborando cada uno desde su realidad ante la situación de
soledad que se vivió en los momentos más intensos de la pandemia, como nos lo
recuerda el Papa Francisco: “La pandemia,
en la cual estamos todavía obligados a vivir, ha visto – por desgracia, muy
dolorosamente- un revés para el obtuso culto a la velocidad. Y en este período,
los abuelos actuaron como barrera ante la “deshidratación” emocional de los
pequeños. La alianza invisible de las generaciones, que armonizan los tiempos y
los ritmos, nos devuelve la esperanza de no vivir la vida en vano. Y devuelve a
cada uno el amor por nuestra vida vulnerable, cerrándole el paso a la obsesión
de la velocidad, que simplemente consume.” (Francisco Papa, “La longevidad:
símbolo y oportunidad”, en “La edad anciana, una bendición para la sociedad.
Catequesis del Papa acerca de la vejez.”; 2022, pg. 11).
3.- Cuestiones para reflexionar.
a)
La pandemia ha sido una tormenta inesperada y
violenta, una dura prueba que ha golpeado la vida de todos, pero de manera
especial a los mayores: enfermedad, muerte personal o de allegados, soledad,
discriminación… ¿La respuesta a estas realidades se ha hecho a través del
camino fácil muy transitado, o por el contrario, a través del camino menos
transitado?
b)
¿La Pastoral de la salud cómo puede acompañar a
las personas mayores a abordar sus retos, desde un punto de vista integral,
incorporando la visión sanitaria, social y pastoral?
4.- Para orar.
A ti
Dios mío elevo mi oración, por todos los que se sienten agobiados por el
peso de los años, tu amorosa presencia permitió que se prolongasen sus
días en la tierra.
- Dios mío, ellos miran para
atrás y ven todo el camino recorrido, desde las travesuras de la
infancia hasta la fragilidad del ahora.
- Retira Señor toda la amargura
de sus espíritus y que recuerden con preferencia los hechos agradables y
felices.
- Borra cualquier señal de
resentimiento causado por la ingratitud y la maldad de los que algún día
pasaron junto a ellos, alegra sus corazones cansados y abatidos, dale
los medios de revivir las alegrías de una vida normal y sociable.
- Dios
mío ahuyenta los fantasmas de la soledad, del abandono y del desprecio.
- Rodéalos
de amparo y calor humano en su diario vivir para que puedan mantener un
ánimo bien dispuesto, abierto y feliz.
- Recompensa
la disposición que demostraron, con la bendición de aquella paz que viene
de ti y supera todas las limitaciones de la vejez.
- Amén.
(Anónimo).
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